Ford Kuga Ecoboost, toda una sorpresa

La llegada de un nuevo modelo al mercado encierra, en ocasiones, alguna sorpresa, como la que ha deparado la nueva generación del Kuga, que lo ha sido hasta para el propio fabricante, porque en sólo unas semanas una de sus versiones muestra un cambio de tendencia que podría perdurar.

  • Las líneas básicas del diseño han perdido tensión y han ganado elegancia. -

La llegada de un nuevo modelo al mercado encierra, en ocasiones, alguna sorpresa, como la que ha deparado la nueva generación del Kuga, que lo ha sido hasta para el propio fabricante, porque en sólo unas semanas una de sus versiones muestra un cambio de tendencia que podría perdurar.
Se trata de la motorización de gasolina 1.6 EcoBoost, que con sus 150 caballos de potencia, refinado funcionamiento y bajo consumo, constituye la alternativa más creíble y consistente ante las motorizaciones diesel de la gama Ford, mucho más caras, y, por supuesto, de sus competidores.
Este motor de gasolina es un claro expositor de los avances que los fabricantes están realizando sobre este tipo de propulsores térmicos, hasta el punto de adoptar las cualidades dinámicas de los diesel y empezar a reducir drásticamente su consumo de carburante.
Por ejemplo, en el caso del Kuga, los motores de gasolina han reducido un 25% su consumo, frente a la mejora de los diesel, que la propia marca cifra en un 10%.
Hoy, la compra de coches diesel empieza a no estar justificada si no se cumplen unas necesidades concretas, como la de realizar al cabo del año no menos de 20.000 kilómetros.
La prueba dinámica del Kuga 1.6 EcoBoost, en este caso la versión de tracción delantera, una opción motriz que constituye más de la mitad de las ventas del modelo, ha confirmado la oportunidad de plantearse la compra de un coche equipado con un motor de esta tecnología.
Silencioso, progresivo y con respuestas similares a las de un diesel en lo que se refiere a la entrega del par, que está disponible desde las 1.600 revoluciones, son las cualidades fundamentales de esta versión.
El secreto está en el propio diseño del motor, pero, sobre todo en la tecnología utilizada en la distribución y en la respiración del propulsor.
La distribución es variable y respira a través de un sistema de inyección directa por conducto común y turbocompresor de geometría variable. El sistema es similar al utilizado en el motor de tres cilindros y 1.0 litro de capacidad (120 CV) con el que Ford ha sorprendido al mercado y ha hecho famoso el sistema EcoBoost.
En este caso a los tres cilindros se suma un cuarto y la cilindrada se lleva a 1.6 litros con la que se obtiene dos potencias, la protagonista de la prueba, de 150 caballos, y la superior de 180 caballos, reservada a la versión de tracción integral.
El envoltorio es la nueva generación del Kuga, un SUV que llegó al mercado por primera vez en 2008, del que se han vendido más de 300.000 unidades.
Esta nueva entrega es de mayor tamaño y es un poco más pesado, solo una treintena de kilos, a pesar de los cual no se penaliza el consumo de carburante.
El nuevo Kuga es 8 centímetros más largo, hasta llegar a los 4,53 metros, lo que propicia un mayor volumen para el maletero (46 litros más y una capacidad total de 456 litros) y un mayor espacio para las piernas de los ocupantes de las plazas traseras.
En el diseño interior hay familiaridad con el resto de la gama, con un grupo de relojes de corte moderno que raya en la estridencia, y una consola central muy nutrida de controles, rematada en la parte superior por una pantalla de 5 pulgadas que resulta pequeña en comparación con las que llega a ofrecer la competencia.
La posición de conducción ofrece una buena ergonomía para todo tipo de tallas y el resto de las banquetas comodidad para resistir largos desplazamientos, aunque mejor dos personas en la zona trasera trasera que tres.
Los 8 centímetros añadidos a la cota de longitud son realzados por un diseño que se ha suavizado sobre el músculo visual del Kuga de primera generación, especialmente en la zona trasera, ya que la línea de cintura es menos marcada.
Las líneas básicas del diseño han perdido tensión y han ganado elegancia, en algunos colores de carrocería más que en otros, por lo que es recomendable perder algo de tiempo en la elección del color,  porque va a determinar el estilo de un coche que nos acompañará muchos años.
El nuevo Kuga cuenta en su haber con las cinco estrellas de las pruebas Euro NCAP, después de conseguir una puntuación total de 88%, la mayor de la historia para un SUV de tamaño medio.
En el chasis del Kuga han sido utilizados aceros de ultra alta resistencia y un anillo de refuerzo especialmente diseñado que rodea el techo panorámico para asegurar su rigidez y solidez.
Todo ello tiene una clara traducción en el comportamiento dinámico del coche, en el que sorprende la franqueza con la que se sitúa en los giros el tren delantero, favorecido por una dirección de gestión eléctrica bien ajustada.
La parte trasera del coche se coloca muy rápidamente en la senda marcada por el tren directriz y lo hace de forma muy similar a un turismo, sin apenas balanceo de la carrocería como consecuencia de las fuerzas transversales.
El nuevo Kuga permite una utilización variada y homogénea en todo tipo de trazados en asfalto. En pista, esta versión de tracción delantera se desenvuelve bien y únicamente cuando las condiciones de adherencia son extremadamente bajas se echa en falta una tracción integral. En la mayoría de las situaciones el sistema convencional 4x2 cumple satisfactoriamente.
En asfalto, los trenes rodantes, dotados de una amortiguación más suave que en la generación anterior, absorben en alto grado las irregularidades del terreno, traduciéndose en un elevado confort interior, incrementado con un buen trabajo de insonorización del habitáculo, utilizando, por ejemplo, cristales de mayor grosor.
Si las sensaciones recibidas de la dinámica del chasis están en un nivel correspondiente a gamas superiores, las producidas por el motor son aún más placenteras. El 1.6 EcBoost, para empezar, rinde un nivel acústico muy bajo, en relación a los diesel utilizados en el modelo.
El giro de la llave de contacto produce una respuesta reconocible como motor de gasolina y en las recuperaciones sorprende el empuje con que lo hace. Es muy similar a cómo lo hace u  diesel.
Las respuestas del motor son muy parecidas y constituyen uno de sus mejores argumentos frente a la propulsión de gasóleo, al que se le suma el consumo, sólo ligeramente por encima del diesel.
Ford, junto con el esperado y más pequeño EcoSport y el más selecto Edge, espera vender más de un millón de este tipo de vehículos en Europa en los  próximos seis años, una cifra que supondrá en 2016 el 10 % de ventas de Ford en el continente europeo.

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