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Andalucía

Los 27 mantienen su apoyo a una reforma pesquera que permita un mínimo de descartes

España, satisfecha porque no ha prosperado limitar los descartes por marea para cada barco

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Los ministros de Pesca de la Unión Europea han cerrado esta mañana, tras 36 horas de negociación en Bruselas, un acuerdo que modifica levemente su posición inicial para negociar la reforma de la Política Pesquera Común (PPC), con el objetivo de acercarse al Parlamento Europeo y evitar el fracaso de las negociaciones. Los 27 revisan a la baja, pero mantienen, la regla de mínimos para permitir hasta un cinco por ciento de descartes autorizados sobre el total de capturas.

   Tras consensuar un primer mandato en febrero, los ministros han tenido que revisar su posición al constatar que la Eurocámara se mantenía firme al reclamar ritmos y calendarios más exigentes para acabar con los descartes, es decir, con las capturas que son devueltas al mar, ya muertas, por su escaso valor comercial o por las dificultades para su conservación en alta mar.

   Los eurodiputados, partidarios en su mayoría de una política de cero descartes, se mostraron dispuestos a aceptar un 3 % de excepción, pero no el 7 % que fijó el Consejo inicialmente.

   Varios de los países con las principales flotas europeas, como España y Francia, han defendido la necesidad de permitir un margen de descartes para asegurar una reforma "realista y aplicable" e intentaron, sin éxito, elevar el porcentaje autorizado.

   Pero sí han logrado retirar de la posición final del Consejo otras propuestas que consideraban muy perjudicial para sus pescadores, como el fijar un límite máximo del 9 % de descartes por marea para cada barco, una medida con la que la Eurocámara quería evitar que quedara compensado que unos barcos pudieran descartar enormes cantidades de pescado y otros nada.

   El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, se ha marchado de Bruselas satisfecho porque no haber podido frenar ese límite por mareas para cada barco y también porque, por primera vez, se incluirán las almadrabas en la definición de buques pesqueros, han explicado fuentes del Ministerio.

   "Espero que el Parlamento entienda que está en condiciones de cooperar con nosotros para finalizar un acuerdo, porque yo no puedo volver a llamar a la puerta del consejo para un nuevo mandato. Hemos agotado la voluntad política del Consejo de llegar a un compromiso", ha advertido en una rueda de prensa el ministro irlandés y presidente de turno de la UE, Simon Coveney.

   Coveney ha explicado que "no ha sido posible" adoptar todos los cambios que planteó en aras de un consenso, pero ha asegurado que ha sumado el apoyo "amplísimo" del Consejo para una "mayoría" de ellos. "Estamos en vísperas de un acuerdo importantísimo", ha dicho el ministro irlandés que, optimista en la posibilidad de cerrar el pacto de reforma con la Eurocámara este mismo mes, se reúne con los eurodiputados este mismo miércoles para trasladarles los cambios.

   También ha explicado que los ministros finalmente han convenido aplazar hasta 2015 su compromiso inicial de comenzar con el veto progresivo a los descartes desde 2014 en las especies pelágicas, porque "no hay tiempo" para preparar la base jurídica ni al sector para ello.

   El titular irlandés ha indicado que "sólo una delegación ha votado en contra" del texto, sin revelar cuál ha sido, pero fuentes europeas han informado a Europa Press de que el voto negativo ha sido de la delegación sueca, que ya se opuso en febrero al mandato general. Suecia ha sido uno de los países con posiciones más estrictas respecto a la tolerancia cero con los descartes.

   Por su parte, el ministro británico, Richard Benyon, cuyo país ha defendido en las negociaciones posiciones bien alejadas de las españolas, ha celebrado a través de su cuenta en una red social el acuerdo alcanzado en torno a las 6:00 horas porque "asegura la prohibición de los descartes". "Compromiso legalmente vinculante para pescar de manera sostenible y regionalización asegurada", ha destacado.

   Junto a los descartes, el Rendimiento Máximo Sostenible (RMS) es la otra medida para la pesca sostenible que une a las dos instituciones en el objetivo final, pero las aleja en cuanto a los tiempos y el rigor de su aplicación. La Eurocámara apostaba por su introducción desde 2015, mientras que los países quieren una entrada progresiva desde esa fecha, "cuando sea posible", y en 2020 a más tardar.

   Con el objetivo de salvar este escollo, los ministros han aceptado incluir el concepto de biomasa en el cálculo del RMS, para que "sea tenido en cuenta" junto al factor de mortalidad, que es el único que contemplaba el Consejo inicialmente.

INSUFICIENTE PARA LOS ECOLOGISTAS

   En una primera valoración tras conocer el acuerdo, la organización ecologista Greenpeace ha advertido de que sigue existiendo una "brecha importante" entre las exigencias del Parlamento Europeo, más atento a las consecuencias medioambientales de la reforma, y los planteamientos del Consejo, preocupado por su impacto económico y social.

   El propio Coveney advirtió en un receso de las negociaciones el martes que la "diferencia" entre los 27 y la Eurocámara es que los primeros "no sólo deben decidir la reforma, sino que también deben aplicarla".

   En opinión de la directora de política pesquera europea de Greenpeace, Saskia Richartz, cuando los gobiernos europeos hablan de medidas "reales y prácticas, a menudo significa que se han conformado con un bajo nivel de ambición". La Eurocámara debe decidir ahora si sigue adelante con las negociaciones sobre la base de "lo tomas o lo dejas", ha lamentado la portavoz de Greenpeace, quién ha pedido a los eurodiputados que sigan siendo el altavoz del apoyo a una pesca sostenible respetuosa con el entorno marino.

   Si no prospera el acuerdo, la reforma podría quedar aplazada 'sine die' porque el próximo año se celebrarán elecciones en el Parlamento Europeo y la Comisión cambiará de Ejecutivo.

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