De los más de 40.000 extranjeros, tan sólo cuatro se acogieron a la Operación Retorno
Han nacido aquí, se han empapado de nuestras costumbres y cultura como cualquier otra persona, convivimos y manejamos una misma lengua, pero aún siguen siendo unos extraños. Jerez acoge la segunda generación de inmigrantes, la primera llegó hace más de una década buscando prosperidad económica, un sitio en la tierra de las oportunidades. Ellos lo tuvieron más difícil que sus sucesores, aunque la batalla contra los prejuicios sociales no está aún ganada y quedan aún algunos flecos sueltos, el mayor, romper con la invisibilidad de este colectivo. Precisamente Invisibilidad Vs Integración puso nombre al debate celebrado ayer en el centro de servicios sociales de La Granja, donde se dieron cita un centenar de inmigrantes, mayoritariamente subsaharianos. La participación de esta población en cualquier ámbito de la vida social fue uno de los puntos fuertes del debate en el que intervinieron el director general de Bienestar Social, José Manuel Jiménez, acompañado de Manuel Borrero Arias, jefe de servicio de Políticas Migratorias de la Consejería de Gobernación, Mª Teresa Maqueda, directora de Relaciones Institucionales del Ayuntamiento de Sevilla, y Armando Ikaka Banganga, coordinador de la Plataforma de Asociaciones de Inmigrantes de Andalucía. El objetivo de las jornadas fue debatir el fomento de la participación de las asociaciones de inmigrantes, haciendo énfasis sobre cuestiones que inciden en el día a día de estas entidades, suscitando de esta forma la reflexión para formular propuestas con la implicación de todos los actores. Otro de los temas que centraron el debate en estas jornadas fue el papel de las administraciones en la integración de la población inmigrante y el fortalecimiento del tejido asociativo. La lucha por romper la invisibilidad no es cuestión de dos días, y eso lo sabe Samuel Senatus, catedrático de la Universidad de Sevilla, que apunta a que aún muchos colectivos de inmigrantes son excluidos a ámbitos de marginalidad, ejemplificando lo dicho con el panorama laboral, “hacemos los trabajos que los demás no quieren hacer”, comenta.
volver a casa La comunidad inmigrante afincada en la provincia no piensa irse, se encuentra arraiagada a su lugar de adopción y no piensa volver a casa por la crisis, al menos de momento. Así, la Operación Retorno, iniciativa impulsada por el Ministerio de Trabajo, ha sido un auténtico “fracaso”, dice el jefe de servicio de Políticas Migratorias, y no es sólo por la mala racha económica. El inmigrante ahora tiene más ataduras, se ha establecido bien, sus hijos ya no se quieren ir porque han hecho su vida en fronteras diferentes y sobre todo, sabe que en su lugar de origen las cosas nunca irán mejor. La prueba es que de los más de 40.000 inmigrantes censados en la provincia de Cádiz, tan sólo cuatro han presentado solicitudes en Subdelegación de Gobierno para regresar a sus primeros hogares. begopikos@gmail.com