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Nuevo vocabulario gaditano

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El gaditano utiliza las palabras de una forma muy especial, (sin) trincar, trincar significa coger, tomar, pero en Cádiz se ha sustituido porque no cobra. El Beni de Cádiz alardeaba que había dado el pregón de Carnaval sin cobrar, la realidad que a la ciudad le costó un perraje. Otra cuestión similar a la de trincar es “mangar”, el gaditano de pro, cuando va a pedir trofeos, placas, camisetas o subvención a una institución: Diputación, Ayuntamiento o Caja de Ahorros, no dice: “Voy a solicitar en tal Caja de Ahorros balones y camisetas para mi equipo de fútbol”, suelta; voy a hablar con tal delegado de la misma a ver si “mango” algo.


Las babuchas de los años cincuenta fueron desterradas del callejero gaditano, en su lugar el gaditano usa las chanclas que por cierto se han puesto de moda. Desconocemos si se debe al empeño que tiene la ciudad en este tipo de calzado. Las vueltas de las playas se hacen en chanclas, los bañistas arrastran sus pies por las aceras y calzadas llenos de arena a bordo de las chanclas. No hay que extrañarse ver en un acto cultural de tronío en el Falla a una jovena enfundada en ellas, claro que éstas son de diseño y no queda hortera llevarlas. El Paseo Marítimo se le debería cambiar el nombre por el de Paseo de las Chanclas. Las chanclas han tomado carta de naturaleza y constituyen un palabro que describe una realidad cotidiana. No hay que negar que en Cádiz todo es puro chancleteo desde la playa hasta el Gran Teatro Falla.

Hay otros vocablos que van adquiriendo carta de naturaleza como Bicentenario. El hábito hace al monje y el monje a sus ropajes, la conmemoración de la Constitución de 1812 ha dado lugar al Bicentenario, ese término que nos designa la celebración de los doscientos años de la Carta Magna. En Cádiz las gestiones se dejan para el día siguiente, es “el vuelva usted mañana de Larra”. Nos acordaremos de todas las obras que podríamos haber desarrollado después del doce.

Perritos y centauros sin camiseta en moto son algunos de los animalitos que circulan por las calles y vías de Cádiz. Dueños que sacan a las esquinas y jardines sus perritos para que hagan sus lógicas necesidades. Pero como Cádiz es una ciudad donde abundan los mayores también existe un importante contingente de animales de compañía. Y en cuanto a los centauros descamisados y moteros son esos fenómenos que te los encuentras a toda velocidad en una calle de dirección única, llevándote el consiguiente susto y expresando todas las maldiciones posibles para el centauro burlador de las normas.
Hasta pronto gadiritanos.

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