Las amenazas genéricas se han tornado ya en propósitos nítidos e intenciones concretas: “Todo lo que no se produzca o fabrique aquí en los EEUU tendrá aranceles”. Palabras de Donald Trump en su participación el pasado jueves por videoconferencia desde la Casa Blanca en el Foro Económico Mundial de Davos. Por tanto, el monstruo no sólo daba sustos, sino que ya también muerde.Así las cosas, el campo andaluz mantiene la respiración contenida,al igual que la aeronáutica, la automoción y otros muchos sectores que atisban un fuerte bocado a sus ventas al quinto mercado de las exportaciones andaluzas, los EEUU, al que facturan más de 3.000 millones de euros al año. Es entendible la preocupación de las organizaciones agrarias, la patronal, los sindicatos, la Junta, el Gobierno y la Unión Europea. Todos con el corazón encogido salvo el presidente de Vox, Santiago Abascal, quien arropó y rindió pleitesía a Trump en el Capitolio acompañando a lo mejor de cada casa de ultraderecha. Por cierto, tampoco le quitará el sueño a la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, quien se deshizo en elogios en Davos hacia el inquilino del despacho oval.
Muchas preguntas va a tener que responder en adelante este partido no a la prensa y al resto de adversarios políticos, sino a los miles de agricultores, productores y propietarios de tierras, a los que se presentó como el gran defensor del campo andaluz y de los que captó muchas decenas de miles de votos con sus golpes de pecho en defensa de nuestro sector primario. Es decir, defiendo al campo andaluz, pero abrazo a quien va a atacar al campo andaluz. Esta chirriante ecuación, porque en sí misma es un oxímoron, deberían grabársela los productores y agricultores andaluces que verán mermadas su rentabilidad, sus exportaciones y su generación de empleo y riqueza en cuanto el presidente norteamericano recupere o mantenga los aranceles al aceite de oliva, a la aceituna, al vino de Jerez, al queso, al jamón y los productos hortofrutícolas.
Esto es un hecho, sin ninguna arista, sin ninguna interpretación. Lo que le cuenten en el futuro a los actores y voces autorizadas del campo andaluz serán falsedades o bulos que expande la ultraderecha en una sociedad que se cree informada, pero que está más desinformada que nunca, precisamente porque son víctimas del populismo de los que usan la mentira como ariete de desgaste contra sus adversarios y como receta de negocio sin importarle las consecuencias que ello genere en el pueblo.
