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Una bicicleta robada en París, hallada un año después en Casablanca

Una bicicleta robada hace un año en París ha sido encontrada en la ciudad marroquí de Casablanca gracias a un pequeño GPS que llevaba oculto dentro del cuadro, lo que además ha permitido desmantelar una red de contrabando de bicicletas entre Europa y Marruecos. La historia circula desde hace unos días en las redes sociales […]

Una bicicleta robada hace un año en París ha sido encontrada en la ciudad marroquí de Casablanca gracias a un pequeño GPS que llevaba oculto dentro del cuadro, lo que además ha permitido desmantelar una red de contrabando de bicicletas entre Europa y Marruecos.

La historia circula desde hace unos días en las redes sociales después de que la colgara la compañía holandesa que desarrolló este tipo de software llamado Bike hunter (cazabicicletas) y que promete a sus clientes que «si te roban una de nuestras bicicletas, te la encontramos y devolvemos, o te restituimos una igual».

Uno de los agentes «cazabicicletas» se desplazó a Casablanca siguiendo la señal de la bicicleta robada hasta que encontró a su propietario, un estudiante de Medicina que aseguró haberla comprado en un sitio de compraventa de internet muy popular en Marruecos.

«O nos ayudas a descubrir al vendedor o te denunciamos», le dijo el cazabicicletas, y éste aceptó: con su ayuda, llegaron hasta un depósito donde se acumulaban cientos de bicicletas de origen extranjero, con solo un ejemplar de cada modelo, y donde el propietario afirma disponer de «grandes cantidades de bicis que me llegan desde Francia».

Ahora la compañía holandesa ha puesto en conocimiento de las autoridades el enorme negocio de las bicicletas (todas aparentemente robadas) y, a excepción del propietario del depósito, todos los demás han disfrutado de un final feliz: el estudiante de Medicina se quedó con su bici robada porque el propietario original tuvo derecho a un modelo nuevo.

El vídeo que la compañía ha subido con la historia completa no aclara cuál será el destino de los talleres y depósitos existentes en buen número de ciudades marroquíes donde se venden con total impunidad bicicletas de muy dudosa procedencia. Solo dice que la historia «no es más que la punta del iceberg».

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