La presentación no invita precisamente al optimismo. Con bastantes fallos y pocos golpes de humor se presentan las tataranietas del Tío de la Tiza, que han abierto una casa de empeños con objetos preciados de los carnavaleros. Chirigota de aire noventero (y no para bien). Los teatrillos antes de las coplas se hacen bastante insufribles. En el primer pasodoble se señalan como los herederos del sello clásico de la chirigota, el que nació en un mostrador, y por ello no habrá quien los entierre. Buena intención en la segunda letra, que recuerda proyectos perdidos o inacabados de la ciudad como la Zona Franca, Valcárcel o Náutica. Para cuando venga el maremoto Cádiz ya será un cementerio. No despuntan precisamente los cuplés, el primero para Bárbara Rey y su afición por los reyes. El cameo de Mirian Peralta y Enrique Miranda anima el segundo. La aparición de Norberto Iglesias hace lo propio en un popurrí trambólico.
Lo mejor La intención (y poco más) del primer pasodoble
Lo peor Los teatrillos con la dueña del local como protagonista
