Benedicto XVI trató de zanjar este miércoles con una intervención pública la polémica desatada por las declaraciones del obispo lefebvriano rehabilitado Richard Williamson en las que negaba la existencia de las cámaras de gas, tras haberle exigido que acate el Concilio Vaticano II.
Ante varios miles de fieles que asistían a la audiencia de los miércoles, el Papa reiteró su “plena e indiscutible solidaridad” con los judíos y condenó de nuevo “la matanza de millones de víctimas (judías) inocentes de un ciego odio racial y religioso”.
“La Shoah debe ser para todos una advertencia contra el olvido, la negación o el reduccionismo, ya que la violencia hecha contra un solo hombre es violencia contra todos”, subrayó el Papa.
Con la referencia al “reduccionismo”, el Pontífice descalificó las declaraciones del obispo tradicionalista Williamson, quien aseguró que “no existieron las cámaras de gas” y que sólo unos 300.000 judíos “y no seis millones” murieron en los campos de concentración nazis, “pero ninguno gaseado”.
El Papa condenó el revisionismo sobre el Holocausto a la vez que el Rabinato de Israel anunciaba la suspensión indefinida de relaciones con la Santa Sede, lo que conllevará la cancelación de un encuentro previsto para marzo.
El anuncio de ruptura de Jerusalén fue recibido con preocupación en el Vaticano, según fuentes de la Santa Sede.