La dificultad de combinar el sufrimiento y la humillación con un rostro sereno y una mirada dulce la plasmó Romero Zafra cuando de su gubia salió el Cristo del Amor Despojado para Cádiz. Y ante tanta belleza solo cabe encontrar devoción, y con ella una salida de una hermandad repleta de público.
Ante un fuerte viento de levante, la hermandad salesiana ponía en la calle su cada vez más numeroso cortejo. Capirotes blancos en María Auxiladora como preludio a un paso de misterio que avanza en su talla.
Las plumas del romano que acompaña a Jesús revelaban que el viento iba a ser un duro acompañante en este Domingo de Ramos. Por ello, previamente, la junta de gobierno había decidido modificar su itinerario para alcanzar el casco histórico por García Carrera. El Campo del Sur deberá esperar al próximo año para volver a brindar lo que ya es una estampa típica de la Semana Santa gaditana, el cristo Despojado de sus vestiduras con el azul del mar como fondo.
