Cuando todavía nos quedan restos de los polvorones en nuestros bolsillos, nos encontramos con las fiestas de San Sebastián, que este año podían haber sido potenciada como el Santo Patrono de la tierra se merece y que nuestras autoridades no se han enterado y estos días van a pasar con la misma frialdad que en años anteriores.
Todos sabemos como se perdió la festividad de San Sebastián. Aquel año en el que El Corte Inglés llevó a cabo sus primeras rebajas en el centro comercial ubicado en la plaza del Duque con un altavoz que, constantemente, daba la bienvenida a los vecinos de Huelva que, aprovechando la festividad de su patrono, se habían desplazado a Sevilla, Este fue el comienzo de la aniquilación de San Sebastián que se consumó cuando algunos descubrieron que en la hermana Portugal se comía mucho, bien y, sobre todo, barato.
Con estos antecedentes, unido a la desaparición del Barrio de San Sebastián, los festejos en honor del militar romano fueron desapareciendo paulatinamente hasta que se trató de revitalizarlos pero sin darle el lustre necesario, ese que se pone para las Fiestas Colombinas, que celebran un hecho que no se produjo en Huelva sino en Palos de la Frontera, y para la festividad de la Virgen de la Cinta allá en el mes de septiembre.
Atrás se dejaban importantes celebraciones de San Sebastián tanto en su Barrio como en el resto de la ciudad,. Hubo años en los que se celebraba un gran festival taurino que le daba colorido a la ciudad e, incluso, partidos de fútbol internacional. Más, un año se anunciaron toros y fútbol pero, por las condiciones climatológicas, los toros quedaron suspendidos. En suma se organizaban festejos que hacían que los onubenses participasen y disfrutasen de las fiestas en honor de su Santo Patrón.
Pero las rebajas y Portugal se fueron llevando las fiestas y lo primero que hicieron nuestras autoridades fue quitarle la calificación de día festivo y no laboral. En muy escaso tiempo, San Sebastián pasó al olvido aunque quedaba, afortunadamente, un pequeño oasis donde algunos onubenses querían revitalizar la festividad y, poco a poco, volvió la procesión, algunas personas al nuevo recorrido y, eso sí, el Ayuntamiento puso la nota al convidar al personal a una tapita de patatas con chocos que podían consumir los héroes que hubieran soportado una larguísima cola.
Y, aunque le metieron música a las noches desde el Parque Alonso Sánchez -que muchos onubenses descubrían en esos días-, lo único bueno que sucedió es que los bares de Pablo Rada tuvieran más actividad con la juventud por cuanto las personas adultas apenas participaban en estos actos.
Este año San Sebastián podía haber sido revitalizado. Dado que el día de la Virgen de la Cinta es domingo, el Ayuntamiento podía haber elegido el día 20 como festivo y, a lo largo del mismo, llevar a cabo la mayoría de las actividades organizadas como la procesión de San Sebastián, la entrega de medallas y distinciones de la ciudad, actividades lúdicas para todas las edades y no solo conciertos para los jóvenes y demás actividades que se han programado. El mero hecho de ser día festivo hubiera llevado a mucha gente al Barrio de San Sebastián y haber podido vivir unas horas de solaz y diversión.
Pero no, desde la Concejalía de Fiestas y Verbenas se ha preferido mantener el programa de años anteriores porque los onubenses ya no se acuerdan de su patrón. Ni siquiera para comprar un carísimo palmito, un regalo que pasó a la historia porque cualquiera compra un par de palmitos. Todo igual, así pasará las fiestas y todos nos conformaremos hasta que el año próximo volvamos a añorar aquellas fiestas en honor de san Sebastián.