De un tiempo a la actualidad, hay una fecha que da bastante que hablar por cuanto representa un tema de actualidad. Sin embargo, la misma fecha, 8M, no permite un mínimo recuerdo a otros dos colectivos que, en esa jornada, celebran su festividad y que debían aprovechar para dar a conocer sus valiosísimas actividades, todas en ellas en beneficio de los ciudadanos.
Mientras el tema de la mujer se lleva la palma en cuanto a publicaciones, conversaciones, cartelería, etc de tal manera que en algunos casos llega a cansar al ciudadano medio que, en estos días, se verá desbordado por tanta publicidad sobre el tema -y que no decimos que sea suficiente sino que lo que hay que resolver es el problema- dos colectivos ven pasar esta jornada sin pena ni gloria pese a la necesidad de sus servicios y a la inmensa labor que hacen cuando son necesarios, muchas veces por desgracia.
Me estoy refiriendo a los enfermeros y a los bomberos, dos colectivos que también celebran el 8M por cuanto esa jornada está dedicada a su Santo Patrón, San Juan de Dios. Pero es desconocido para la mayoría de ciudadanos que se han quedado anclados en el Día de la Mujer.
¿Cuánto debemos al Cuerpo de Bomberos? Conocemos el denuedo con el que trabajan sus componentes, con el riesgo que trae consigo la mayoría de sus intervenciones, las condiciones en las que desarrollan su trabajo y un montón de cosas más pero, sin embargo y sin saber el porqué, no terminamos de reconocer la entrega y laboriosidad de tantas personas -hombres y mujeres- que componen nuestros Cuerpos de Bomberos.
Allí donde se produce un fuego, una situación de peligro, un derribo y sin fin de situaciones, allí están los bomberos que, en demasiadas ocasiones, ponen en riesgo su integridad y sus vidas por sofocar la situación surgida. Ejemplos tenemos mucho pero basta recordar la actuación de los bomberos valencianos hace unos días en el voraz incendio del edificio. Hemos visto numerosas imágenes de la actuación de estos hombres entregados por completo a su trabajo como ha quedado demostrado con un buen número de heridos. Y podemos recordar en qué condiciones han tenido que trabajar.
Y si los bomberos es un cuerpo a admirar, qué decir el de los enfermeros, cualquiera que sea su categoría y su especialización, que ponen todos sus conocimientos y dedicación a ayudarnos cuando nos falta la salud. Estamos cansados de ver cómo trabajan, en qué condiciones, con qué salarios y con un largo etcétera que nos hace admirar a todas aquellas personas que han elegido esta sacrificada profesión, a la que se llega por vocación y no por obligación.
Mucho se ha escrito sobre la labor de las enfermeras y, sin algunas cursiladas, hay que reconocer la veracidad de esos textos; pero también debemos tener en cuenta que en el gremio de enfermería también hay muchos hombres que, por vocación, llevan a cabo esa importantísima labor de cuidar de la salud de los enfermos. Vayan a un centro sanitario y verán cuantos hombres hay allí trabajando y ejerciendo su labor.
Sin embargo, un año más, cuando llegue el 8M, estos dos colectivos van a quedarse sin los merecidos reconocimientos porque durante estos días todos estaremos dedicados a ensalzar el tema de la mujer. Con este comportamiento demostramos nuestra falta de sensibilidad con aquellos hombres y mujeres que han decidido dedicar su vida a la salud de los demás, con una entrega total y absoluta que, en ocasiones, alcanza hasta la muerte. Pero eso no importa ni a enfermeros ni a bomberos porque ellos están curtidos en su trabajo y saben que esta es una de los riesgos a los que están sometidos.
En esta jornada del 8M, festividad de San Juan de Dios, mi reconocimiento a ambos colectivos y mi deseo de que tengan una mejor visualización por parte de la sociedad a la que sirven denodadamente.
