Con solo 28 y una dilatada vida de cofrade Manuel Gil, Manu para quienes les conocen, afronta hoy la lectura del pregón de la Semana Santa de Algeciras, un reconocimiento a su trayectoria en el mundillo y casi un símbolo de la renovación de la fiesta en la ciudad. Será a las 12.00 horas en el teatro Florida, presentado por el primer teniente de alcalde y delegado de Seguridad Ciudadana, Jacinto Muñoz, con quien comparte hermandad en la Columna.


¿Qué se siente cuando a uno le encargan el pregón de la Semana Santa de su ciudad, más orgullo que responsabilidad o al mismo nivel?
—Lo primero que me sentí fue muy contento y orgulloso, porque a mí me encanta la Semana Santa y creo que es el máximo reconocimiento que te pueden dar. Todo el mundo conoce la Semana Santa, pero es la oportunidad de dar tu visión. Por supuesto siento la responsabilidad de hacerlo bien y de estar a la altura del acontecimiento. Creo que es de las pocas ocasiones que uno puede tener para hablar de religión, no solo de la propia Semana Santa y de Algeciras, que también, pero no hay muchas ocasiones para hablar de la religión.

Al menos una semana antes ya estaba acabado ¿Le ha dado muchos retoques?
—Sí, lo terminé con tiempo. Además, esta cuaresma era muy corta y no quedaba otra. Con lo inconstante que soy, lo he trabajado bastante, que ya para mí es un logro. Esto me ha permitido disfrutar esta última semana con todos los preparativos, la anterior con el tema de la ropa y todo esto.

No recuerdo a todos los pregoneros que ha tenido la Semana Santa, pero usted debe ser uno de los más jóvenes, si no el que más... ¿Es un peso añadido a la responsabilidad o una ventaja para aportar novedades?
—No lo sé tampoco, pero ni me hace ilusión ser el más joven ni me la resta. El pregón es una cosa que te llega cuando te tiene que llegar y a mí me ha llegado este año. Por supuesto estoy muy agradecido al Consejo por la elección. Este es mi año e intentaré transmitir mi Semana Santa.
Es el segundo año consecutivo en el que un periodista es elegido como pregonero. Yo pensaba que este era un gremio poco cofrade, pero veo que no es así...

—Es curioso. El pregón suele recaer en gente que está en juntas de gobierno, hermanos mayores y cargos así. Ahora llevan dos años que no. Yo no soy de ninguna junta de gobierno ni tengo cargo alguno, creo que Ernesto [Rodríguez, pregonero de 2015] tampoco. Me gusta ese perfil. Cuando el pregón lo ha dado el mismo corte de gente, de la misma generación, se ha visto el mismo tipo de pregón, en el que cuentan que vivieron los ochenta y los noventa y el resurgimiento de las cofradías, etc. Yo lo que he vivido ha sido estando la Semana Santa viva. El de Ernesto fue diferente y creo que el mío también lo será. 

¿Qué podemos esperar de su pregón?
—Va a ser un pregón muy de la ciudad, más que de las cofradías y de la Semana Santa será muy de la ciudad. Yo soy muy de Algeciras y me gusta mucho. No es de vivencias, sino de interpretaciones y de mi visión, de cómo vivo la fiesta y qué detalles me gustan que a veces no están a la vista.


Representa usted a una generación joven dentro del mundo cofrade algecireño e incluso hay gente más joven involucrada ¿Vive la fiesta un momento de auge, con nuevas cofradías, la inclusión de la Legión...?
—Creo que sí, que es un buen momento, porque muchas hermandades le están dando un sitio real a la gente joven. Hay jóvenes en primera línea, como hermanos mayores, fiscales, secretarios... puestos importantes. En cuanto a la Legión, aunque a mí particularmente no me entusiasma, está claro que ha sido algo muy positivo, sobre todo para la ciudad. Es un reclamo y un añadido más a la Semana Santa. Para los comercios, los bares y tal. Supongo que si repite, y además este año habrá más gente todavía, pues es positivo. La Semana Santa, al margen de lo religioso, tiene su parte de festividad en las calles y eso ayuda.


Está usted vinculado a más de una hermandad ¿Qué es lo que busca cuando se involucra con alguna?.
—Creo que sobre todo hay dos motivos, que no están enfrentados y que incluso pueden darse a la vez. Por un lado, la devoción hacia una imagen concreta o unos titulares concretos, que es algo muy personal. Y por otro, la propia hermandad, porque se den una serie de circunstancias por las cuales tú, con esa cofradía, haces cierta vida de hermandad y te sientes involucrado. La hermandad no es solo la junta de gobierno, los costaleros y el grupo joven. Hay grupos de bordado, de caridad, vocales de culto, de mayordomía, gente a la que le gusta montar altares, un montón de cosas. Lo importante es sentirte partícipe y activo. La fe y la creencia tienen que estar, pero al final es eso, que te sientas a gusto.