“Los niños necesitan de normas y límites para poder ser felices”

Publicado: 23/05/2019
Javier González Martí es maestro de Educación infantil y licenciado en Psicopedagogía.
Javier González Martí es maestro de Educación infantil y licenciado en Psicopedagogía. Da clases en un colegio de Cádiz. Su tiempo libre lo dedica a  la Asociación para el Acompañamiento Educativo Familiar (AEFAM), una entidad sin ánimo de lucro cuyo principal objetivo es  acompañar, asesorar y apoyar a las familias en la educación de sus hijos. En definitiva  una escuela para padre y madres. En la actualidad promociona su primera publicación, un libro que se titula ‘Dejar el pañal con el método CEA’. Dentro de la página web de la asociación (aefam.org) tiene además cursos online para padres y madres.

Pregunta ¿Sois la ‘supernanny’ o 'el hermano mayor' de la televisión?

Respuesta: No. A diferencia de esos programas nosotros no intervenimos con los menores, porque lo que buscamos es que sea la propia familia la que lleve a cabo el protagonismo de su aprendizaje,  que aprenda estrategias y habilidades para desenvolverse con los niños en la situación en la que se encuentra, de manera que cuando nos retiramos, la familia ya ha aprendido qué tiene que hacer y que no estaba funcionando.

P: Para  cualquier profesión hay que prepararse previamente, pero no para ser padres.

R: Exacto. Hoy en día la formación es fundamental para todo, pero para una de las cosas más importantes que vamos a hacer en nuestra vida vemos que no lo hacemos. ¿Qué está ocurriendo? Pues que cada vez son más familias las que llegan a situaciones que no son deseables. Los tiempos han cambiado. Antes, el hombre era el que iba a trabajar y la mujer se quedaba en casa al cuidado de la educación de los niños y de las tareas del hogar. Ahora, por fortuna, la mujer se ha incorporado al mundo laboral y la situación es distinta. Vivimos en una época laboral donde a todo se va corriendo y no tenemos tanto tiempo para dedicarlo a la educación de nuestros hijos, que son 365 días al año y 24 horas al día. Así es y es necesario tener unos mínimos conocimientos educativos.

P. ¿El abc para educar a un hijo?

R: Hay que rescatar algunos principios de nuestros padres y añadirles algunas cosas modernas. Uno de los primeros es el respeto hacia los niños. Además hay que formarse con unas nociones básicas para saber cómo organizar la familia, porque es algo que no sale de forma natural. Otro es cómo le hablamos a nuestros hijos, qué forma de lenguaje tenemos con ellos. También es necesario que padres y madres jueguen con sus hijos. Y por supuesto que hay que permitir a los niños que se equivoquen y enseñarles el valor de las cosas.

P: ¿Y la disciplina ?

Hemos pasado de una educación muy autoritaria, donde el castigo físico tenía una presencia bastante frecuente en el día a día al extremo opuesto de la sobreprotección y la permisividad. P: ¿Dónde cabe ahora la disciplina?

R: Como en todo tenemos que buscar le punto medio: ni ser excesivamente autoritario ni ser excesivamente permisivo. Todos los niños necesitan de normas y limites para poder ser felices. Lo que ha cambiado que es antes esos límites y normas se imponían a través del miedo y hoy lo queremos hacer a través del respeto, la comunicación y el afecto y esto es una tarea más compleja porque no todo el mundo está preparado para ello.

P: ¿El castigo sigue siendo válido?

R; Evidentemente las normas hay que hacerlas cumplir y si no se hace acarrea unas consecuencias. La cuestión es cómo se hace. Todo esto de los premios y castigos no dejan de ser un instrumento de modificación de conducta y es una herramienta bastante compleja y siempre les pregunto a las familias si están preparadas para aplicarla. Hay que saber a qué edad va dirigida, cuánto tiempo debe de permanecer, cómo debe de retirarse, cómo lo vamos a llevar a cabo. No podemos estar constantemente amenazando con esa consecuencia ni imponer el castigo como único medio para que se cumplan los límites. Hay que andar con mucho cuidado porque corremos el riesgo de que nuestros hijos crezcan con la idea de que todo el mundo funciona por el premio y el castigo.

P: En el proceso de crecimiento de un hijo ¿cuál es la etapa más difícil? ¿La niñez? ¿La adolescencia?

R: Es una cuestión compleja y cada familia dará una respuesta. De cero a seis años, que nos coge a todos de primera y los padres deben de hacer un vuelco importante porque la maternidad y paternidad nos sobrepasan. Después de esta etapa infantil viene un periodo muy tranquilo para los padres hasta que se llega a la adolescencia, que puede ser la más complicada porque las consecuencias de no haber establecido principios educativos de calidad ahora serán más graves que en la etapa infantil, porque una pataleta de un niño de quince o dieciséis  años tiene un mayor alcance que la de uno con cinco o seis años.

P: ¿Hay que ser antes padre que amigo de los hijos?

R: Evidentemente. Ahora el rol de padre está girando más al rol de amigo. El padre debe marcar bien los límites y las normas que se deben cumplir y esto es complicado. Hay que ser ante todo padre.

P: Estamos en mitad de mayo y  el final de curso. Mi hijo llega con suspensos, ¿qué hago?

R: Cuando llega con suspenso al final de curso no es una cuestión puntual, sino que probablemente lleve arrastrando todo un año de cosas que tendríamos que haber revisado.

P: ¿Qué tenemos que hacer entonces desde el principio de curso?

R: Pues evidentemente expresarle que su obligación básicamente es la de estudiar y superar los cursos y que lo tiene que hacer sí o sí. Debe de tener un horario que se debe cumplir a rajatabla. Si el niño adquiere un hábito del día a día, el éxito escolar está casi asegurado. Luego hay que tener un contacto con los maestros para ver cómo van nuestros hijos, para que ellos también nos orientes sobre las virtudes y defectos de los niños y ver qué podemos hacer en casa para mejorar. Lo que sí es muy importante desde pequeño es que la familia no haga los deberes ni sean las agendas de sus hijos, Hay que enseñarles que esa es su obligación y su responsabilidad.  Los niños no pueden ser elementos pasivos en la actividad escolar porque al final eso trae consecuencias negativas. Hay que darle autonomía a los niños en las etapas escolares.

P: ¿Cómo actuar  ante los mensajes inapropiados que lanzan programas de televisión?

R: Los valores que transmiten los medios de comunicación no son los adecuados en un alto porcentaje  ni para la sociedad ni para nuestros hijos. Sólo hay que ver que en horario prime time no hay ningún programa de televisión o radio que hable sobre la educación. ¿Significa esto que tengamos que evitar todo contacto de nuestros hijos con estos agentes externos? No, porque es inevitable negarles la tecnología, pero sí debemos enseñarles cómo mirar de manera crítica. ¿Cómo se hace? Pues primero no poderlos en situaciones que se requieran una edad mayor de la que tienen. Si ven un programa, una película o una serie que no es para su edad están aprendiendo valores no adecuados cuando ellos no tienen las habilidades suficientes para tener un pensamiento crítico y entender lo que están viendo. Hay una diferencia entre el ocio por el puro ocio y el tragar con todo lo que ven sin tener ningún filtro y el filtro tiene que ser la familia.

 

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