Arquitecto de profesión y toda una vida dedicada al urbanismo, a sus 65 años, Rodolfo Pérez, el nuevo delegado de Urbanismo, no esperaba enfrentarse a un reto así, pero impulsado también por su familia, acabó convencido de era una de las cosas que le quedaban por hacer en su vida laboral antes de jubilarse. Ahora, tiene la responsabilidad de hacer que Chiclana vaya hacia una ciudad más verde.
¿Cómo llegó la política a su vida?
–Pues estaba un día tranquilamente en mi casa y me llamó José María Román para ofrecerme si quería ir en la lista, la verdad que nunca había estado en política, y al principio le dije que quizás yo no era la mejor opción y tal, pero me insistió y mi familia me apoyó, así que pensé que era uno de los retos laborales que me quedaban por afrontar en mi vida laboral, y acepté.
¿Cuáles cree que son las principales claves de Urbanismo en los próximos años?
–En el día a día, hay que ser eficientes, generar trabajo, dar licencias con la mayor rapidez para que la ciudad se mueva. Además, hay que ir pensando qué modelo de ciudad se quiere de aquí a unos años, hay que pensar en el futuro porque con esto del cambio climático es diferente. En Chiclana, el problema se concentra en lo que se le llama diseminado, las agrupaciones de edificaciones irregulares, que hay que tratar para que se integren en la ciudad con normalidad urbanística y dotarlas de servicios. Todo eso, a la vez.
¿En qué punto se encuentra Chiclana ahora en torno al PGOM Y POU?
–Antes todo era una misma norma, iba en una misma tramitación, ahora el POU, que hace referencia al suelo urbano, fluye con mayor rapidez porque tenemos una ciudad que está muy edificada, aunque haya que hacer muchos informes de por medio. El PGOM es a más largo plazo porque incide en el modelo de ciudad de cara al futuro, es decir, marca el por dónde se va a crecer, y aquí el debate está en poner el condicionamiento cuando aún no se sabe por dónde va a crecer, es un tema que requiere de mayor consenso y reflexión.
Que Chiclana sea una ciudad baja, ¿es un problema?
–Ahora se quieren ciudades más compactas, con edificios más altos para que la vivienda sea más barata, porque económicamente puede funcionar mejor, pero lo bueno de una ciudad como Chiclana es que al tener construcciones más bajitas es más verde. Vas desde la carretera y el fondo de Chiclana es verde, algo que no pasa con San Fernando, donde hay edificios más altos. Chiclana es sostenible y podría serlo aún más, por ejemplo, si las edificaciones irregulares se autoabasteciesen con fotovoltaicas.
Chiclana, en términos urbanísticos, ¿es sostenible?
–Tiene un diseño más caro de mantener, por ejemplo, con el tema de transportes o la recogida de residuos, pero lo es y tiene la posibilidad de crecer, cosa que en ciudades más compactas donde el hormigón está más presente, sería mucho más complicado. Hay que invertir en la plantación verde en los unifamiliares, porque conseguimos bajar las temperaturas.
¿Es más complejo el Urbanismo en un municipio de costa?
–Sí, más difícil, yo he estado una temporada en Mijas y se tiene una presión añadida. Andalucía es la periferia de Europa y España, pero esto no hay que verlo como algo negativo, muchos vienen por nuestro clima, y saber que vas a construir para un chiclanero, un berlinés o alguien que venga de Estocolmo, esa presión influye.
¿Cómo ve a Chiclana dentro de diez años?
–Para una ciudad diez años es muy poco tiempo, pero lo ideal sería subir algo de altura, sin excederse, por ejemplo, el modelo que se ha seguido en el Novo es muy aceptable. Hay que resolver las edificaciones irregulares e integrarlas en la ciudad, pero poner coto para que no se sigan haciendo así. Y por último, dotar de más servicios y actividades, que ya se hacen, a lo largo del año
Por último, ¿cree que la evolución de esta ciudad ha sido buena?
–Ha tenido un camino muy tortuoso, pero siempre ha ido para bien. Ahora, todos nos tenemos que concienciar porque hay que ir eliminando el tráfico rodado de nuestras calles, y eso es algo que, a día de hoy, a los vecinos les sigue costando.