El proyecto europeo All-gas, el mayor del mundo dedicado en convertir algas en energía limpia a través de aguas residuales, ha obtenido con éxito sus primeros kilos de cultivo de biomasa de algas en Chiclana. Tras ocho meses de trabajo en la instalación y puesta en marcha de plantas piloto, éste es un importante avance en la investigación, que, de un modo pionero, busca obtener biocombustibles a bajo coste a partir de las aguas residuales.
El cultivo de algas ha producido notables resultados – la biomasa obtenida muestra un alto potencial energético por su grado de digestabilidad, con una capacidad de producción de metano que ronda los 200-300 litros de gas por cada kilogramo de biomasa tratada mediante un proceso de digestión anaerobia. Al mismo tiempo, las microalgas permiten alcanzar un alto grado de depuración de las aguas residuales.
Iniciado en mayo de 2011, el Proyecto, de cinco años de duración, ya ha superado una primera fase de piloto, (los dos primeros años) en unas instalaciones de 200 m2 de superficie. Los trabajos para la construcción de la planta de biomasa avanzan al ritmo previsto, con la construcción actual de un prototipo (sobre 1 hectárea ó 10.000 m2). Finalmente, el Proyecto alcanzará la fase demostrativa sobre una superficie de 10 hectáreas – el equivalente a diez campos de fútbol -.
En lo que respecta a la superficie, se trata de la primera vez a nivel mundial que se implementa un proyecto de estas características a gran escala – en 10 hectáreas de cultivo- para el cultivo de algas destinadas a producir bioenergía mediante el uso de aguas residuales. En Nuevo México se están operando 6 hectáreas para la producción de biofuel, pero la instalación emplea fertilizantes artificiales en lugar de nutrientes del agua residual. Las otras instalaciones en funcionamiento que tienen una extensión cercana a las 10 hectáreas emplean cultivos alimentarios.
Se prevé que para 2016, los biocombustibles producidos en esta extensión puedan cubrir el consumo energético anual de una flota de 200 vehículos. Cuando el Proyecto alcance su fase demostrativa, el biogás obtenido será empleado para alimentar los autobuses urbanos y los camiones del servicio de basuras de la localidad gaditana
Según Frank Rogalla, coordinador del Proyecto y director de Innovación y Tecnología de aqualia, “Este original enfoque a la bioenergía significa que la población de España, de 40 millones de habitantes, podría producir energía suficiente para alimentar a 200.000 vehículos cada año, simplemente “tirando de la cadena” del inodoro. El proyecto All-gas revolucionará el paradigma del tratamiento de las aguas residuales, generando un recurso valioso a partir de lo que se actualmente se considera un residuo”.
En los últimos años, la Unión Europea ha apostado de manera decidida por la consecución de nuevas fuentes de energía limpia. El objetivo es que en 2020 un 20% de la energía producida en Europa provenga de energías renovables. En este contexto, el proyecto All-gas, que cuenta con un presupuesto de 12 millones de euros y una financiación de la UE de 7,1 millones de euros, puede ser considerado un referente mundial.
La materia prima de la que se pretende extraer el biocombustible –el agua residual- es un desecho cuya regeneración actualmente consume energía y recursos. Lo que el proyecto All-gas plantea es utilizar los efluentes y también el CO2 generado en tanques de biomasa a partir de residuos, tales como deshechos de jardinería o huesos de aceituna, para alimentar las microalgas, que se convierten en biogás. Parte de ese biogás es CO2, que se separa del biometano y se recicla.
Así, tal y como resume Nicolás Aragón, concejal delegado de Medio Ambiente de Chiclana, “no se trata sólo de un proyecto de I+D, sino también de reducción de costes y de invertir en la protección de nuestro entorno. Chiclana es un referente turístico mundial, y a partir de ahora, vamos a demostrar que, más allá de atraer turistas, que vienen por nuestras costas y playas, también podemos cultivar biocombustibles sostenibles con nuestros recursos naturales”.
Por otro lado, esta tecnología elude la polémica que envuelve a otros proyectos de biocombustibles, basados en la plantación de grandes extensiones de materias primas alimentarias. Este hecho provoca un aumento en el precio de los alimentos y presenta un alto impacto ambiental, por lo que recibe críticas de parte de algunos sectores sociales. Además, el sistema se autoabastecerá con la propia energía producida y forma parte del ciclo integral del agua.
El consorcio investigador de All-gas está liderado por aqualia y compuesto por otras cinco entidades de Alemania (Fraunhofer – Gesellschaft), Austria (BDI), Holanda (Feyecon y Hygear) y Reino Unido (University of Southampton).