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Cuando un pedo se convierte en poesía, todo es posible

Si los grandes literatos levantaran la cabeza, se horrorizarían o quizás, por el contrario, se partirían de la risa con esta poesía. Hemos leído y escuchado poemas sobre el amor y el desamor; sobre lugares recónditos y cercanos; históricos; melancólicos y eufóricos; religiosos y paganos… Pero pocas veces nos habíamos encontrado con una poesía como […]

Si los grandes literatos levantaran la cabeza, se horrorizarían o quizás, por el contrario, se partirían de la risa con esta poesía.

Hemos leído y escuchado poemas sobre el amor y el desamor; sobre lugares recónditos y cercanos; históricos; melancólicos y eufóricos; religiosos y paganos… Pero pocas veces nos habíamos encontrado con una poesía como la que recita el protagonista de este vídeo.

Podríamos decir que es una oda al «pedo». Los más cochinillos se troncharán. Los puristas en Literatura, al menos, se sorprenderán. La cuestión es que durante casi dos minutos graban a un señor recitando, con mucho arte (eso no se puede negar), uno tras otros versos en los que explica el origen de las flatulencias.

¿No crees que es posible hacer poesía con las ventosidades? Aquí tienes la realidad. La poesía del pedo.

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