Un triste y desconocido Atlético de Madrid cayó derrotado en Balaídos por un Celta de Vigo (2-0) muy superior, lo que le complica sus opciones de revalidar el título liguero, ya que ahora se queda a siete puntos del Real Madrid y a seis Barcelona, primero y segundo respectivamente.
Venía el equipo rojiblanco de exhibirse en el derbi ante su eterno rival, al que noqueó con una asfixiante presión y una pegada mayúscula, pero en Balaídos fue una sombra de ese equipo.
Sin el turco Arda Turán y el internacional español Koke, el Atlético se quedó sin creatividad en el centro del campo, así que su táctica fue encerrarse en su campo para esperar su oportunidad al contraataque o en una acción a balón parado.
No tuvo reparos en darle el balón al Celta, que buscaba hacer daño a la defensa rojiblanca volcando su juego hacia las bandas, donde Nolito y el chileno Fabián Orellana hacían daño con sus diagonales.
Fueron los locales los que más buscaron el gol en el primer tiempo, si bien apenas generaron ocasiones claras, pues sólo Nolito, con dos disparos desde la frontal, y Orellana, con un centro 'chut' que atajó Moyá, asustaron a los rojiblancos.
Diego Pablo "Cholo" Simeone se desesperaba en su banquillo y no paraba de corregir la posición de sus jugadores, cada vez más metidos atrás, renunciando por completo al ataque.
Aun así, el Atlético silenció el estadio vigués con dos disparos lejanos de Griezmann y Mandzukic, éste último al filo del descanso, después de un rápido contraataque conducido y finalizado por el internacional croata.
Movió ficha Simeone en el descanso para tener mayor protagonismo en el centro del campo con la entrada de Cani por un desconocido Fernando Torres y su equipo se atrevió a presionar cinco metros más arriba.
Pero cuando mejor estaba el Atlético, el Celta le golpeó con un rápido contraataque que acabó en penalti, después de que Mario Suárez derribase claramente a Nolito, quien se encargó de lanzar y batir a Moyá. La acción se produjo tras una jugada que comienza con una mano de Augusto que el árbitro no pitó y que fue muy protestada por los rojiblancos.
A los rojiblancos se le esfumaba el partido, así que no les quedó otra que lanzarse al ataque. Y en diez minutos generaron más peligro que en todo el primer tiempo, con dos remate de Saúl y Griezmann que obligaron a Sergio Álvarez a lucirse.
Estaban crecidos los visitantes, cada vez más dominadores del juego, pero el chileno Orellana, con un gran remate, se encargó de acabar con un Atlético que se pudo enganchar al duelo si el colegiado Martínez Munuera hubiese señalado un claro penalti de Fontás sobre Siqueira a falta de un cuarto de hora para el final.