Sin tiempo para mirar atrás aparece en el horizonte el campeonato de campeonatos para los nervionenses. La Europa League llama a la puerta de Nervión un nuevo año para llenar de ilusiones y esperanzas a una afición que cree como nadie en un torneo fetiche para los rojiblancos.
Si bien ya el propio José Castro, presidente de la entidad, se ha encargado de levantar el ánimo a los suyos con unas declaraciones directas y tajantes, lo cierto y verdad es que en el seno del sevillismo son conscientes de la importancia del encuentro del próximo jueves en el Pizjuán ante los alemanes del BorussiaMönchengladbach. Y no hay mejor motivación para estos que la de pensar en lo que ya vivieron hace ahora un año.
Ese es el objetivo, despertar la inquietud de los aficionados con el recuerdo imborrable de la eliminatoria vivida ante el Betis en los octavos de final de la Europa League. La proeza del Villamarín y lo que conllevó a posteriori hasta levantar el tercer entorchado europeo tras la tanda de penaltis de Turín debe ser la principal dosis de adrenalina para los 45.000 sevillistas que se esperan llenen de color las gradas del feudo nervionense. Sin duda, la victoria del pasado fin de semana tras varias semanas dubitativo suma a favor de los intereses propios del equipo, puesto que tras un 3-0 todo se ve de una manera muy diferente. Además, el inexpugnable fortín sevillista conforma el principal arma para detener al conjunto bávaro.
Por ello, la victoria se antoja fundamental para encarar con garantías el duelo de vuelta, pero sobre todo, lo principal será mantener la meta a cero. Estos son los ingredientes implantados en el contexto del próximo envite europeo. Mucho sabor, aunque con poca salsa en el juego desplegado, pero que debe bastar para salir indemnes del primer encuentro de dieciseisavos. Así, Nervión y el sevillismo dictarán su poder este próximo jueves, dos vías con un mismo destino a la vista, ser más y mejores que los visitantes alemanes.