James Salaz, de Montrose (Colorado), fue diagnosticado con histiocitosis de células de Langerhans (HCL) en 2012 después de que se encontrasen «anomalías» en el pulmón izquierdo. Pero fue un diagnóstico erróneo, su problema de salud era otro mucho menos grave que el cáncer.
La HCL es una forma rara de cáncer en la que un exceso de glóbulos blancos inmaduros hace que se formen tumores en todo el cuerpo. Debido a ello, Salaz recibió quimioterapia y analgésicos durante cinco años, pero las «anomalías» no desaparecieron.
Después de que su médico de cabecera fuese despedido en 2017, Salaz pasó a ser tratado por otro médico que le dijo que nunca había tenido cáncer. En realidad sufría de vasculitis, una inflamación de los vasos sanguíneos. Aparte, el tratamiento de quimioterapia le había causado una pancreatitis con la que tendrá que convivir el resto de su vida.
Cuando acudió al médico por primera vez se le hicieron pruebas, incluso una biopsia a pulmón abierto, por lo que nada hacía sospechar que el diagnóstico podía ser tan erróneo. Además, también visitó médicos en Delta, Denver, Grand Junction y Montrose, quienes confirmaron su diagnóstico inicial.
Ante un pronóstico tan grave, el comienzo del tratamiento fue inmediato a base de quimioterapia. Dicho tratamiento le produjo la pancreatitis crónica que sufre ahora y, además, como su problema inicial ha pasado años sin tratarse ha empeorado.
Salaz estudia emprender acciones legales contra el doctor y el centro médico porque entiende que alguien debe pagar su sufrimiento físico y mental, así como el de su familia.
