Esta es otra de esas curiosas historias que nos está dejando el coronavirus. En este caso, un chico israelí ha querido limpiar su conciencia devolviendo algo que robó hace más de quince años.
Lo ha hecho, según él, porque teme «el fin del mundo» y quería quitarse todos los remordimientos. El objeto resulta ser una piedra con más de 2.000 años de antigüedad que se apropió durante una visita al Parque Nacional Ciudad de David, situado cerca de las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
El chico viajó junto a un amigo y vieron una pila de piedras que en su tiempo fueron munición de catapultas. Sin cortarse, se llevó una y la ha tenido durante más de quince años en casa.
Pero el coronavirus le hace temer si no por el fin del mundo, al menos por su propio final. El caso es que ha decidido devolverla para, pase lo que pase, tener la conciencia tranquila.
La historia la ha hecho pública en sus redes sociales otra persona, a la que el ladrón de piedras pidió ayuda para devolverla. Esto, suponiendo que no sea él mismo quien la robó e intenta dar la cara, pero poco.
Aunque una piedra pueda tener poco valor en sí misma, imagina que cada persona que visita unas ruinas milenarias se lleva un trozo. Al poco tiempo ¡no quedaría nada! Así que eso no puede ser, está terminantemente prohibido en Israel y en todo el mundo, como es lógico. Al menos esta piedra ya viaja hasta su lugar de origen.
