Nunca discutas con un vecino sin estar seguro de qué medidas puede tomar para hacerte la vida imposible.
Esta es la historia de dos familias inglesas con amplias propiedades y preciosas vistas a la montaña que ahora una de ellas ha perdido. Y no, no es ilegal lo que ha hecho el vecino ganador de la «guerra», porque su medida ha sido plantar árboles en su propio terreno y esperar con paciencia a que crecieran. El resultado salta a la vista, donde antes había una espectacular vista que se perdía en el horizonte ahora hay una barrera visual que incluso da sensación de encajonamiento en la finca afectada.
La disputa comenzó hace dos décadas por la negativa de una familia a dar facilidades a la otra para conseguir un permiso de construcción. Y todos sabemos que la venganza es un plato que se sirve frío, bien frío… Hace quince años, la vecina que se sentía agraviada plantó en sus límites una barrera de coníferas que poco a poco han ido bloqueando la vista de sus enemigos.
«Nos mudamos aquí por las vistas, pero ahora no queda nada», lamenta la afectada, que a sus casi 90 años no se siente con fuerzas como para realizar una mudanza.
Esta especie crece casi un metro anual y puede alcanzar unos treinta metros de altura, así que la vecina sin vistas lo tiene en chino para recuperarlas, algo que incluso ha hecho caer el valor de su propiedad.
