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Una pareja holandesa se somete a una doble eutanasia para morir juntos

«Morir juntos era su mayor deseo», recuerdan los familiares de una pareja holandesa que se sometió a una doble eutanasia para finalizar sus vidas juntos, tal y como habían pasado 65 años de sus 91. Él sufrió un derrame cerebral hace cinco años, lo que redujo considerablemente su movilidad y lo dejó en constante dolor. Y […]

«Morir juntos era su mayor deseo», recuerdan los familiares de una pareja holandesa que se sometió a una doble eutanasia para finalizar sus vidas juntos, tal y como habían pasado 65 años de sus 91.

Él sufrió un derrame cerebral hace cinco años, lo que redujo considerablemente su movilidad y lo dejó en constante dolor. Y claro, a sus 91 años ella tenía serios problemas para cuidar de su esposo, que necesitaba atención constante y medicación permanente.

Después de unos años entregándose en cuerpo y alma al cuidado del enfermo, la salud de la mujer comenzó a resentirse y llegó el temor de no poder ocuparse más de su amado.

Tras el derrame cerebral en 2012, la pareja firmó una voluntad especial de eutanasia y estudió, con la ayuda de sus hijos, la legislación vigente sobre el tema. Resulta que Holanda introdujo una ley de eutanasia hace 17 años y desde entonces más de 5.500 personas han elegido terminar con sus vidas de esta forma.

Cuando un especialista emitió un informe médico favorable a sus intenciones al explicar el delicado estado de salud de ambos, no hubo dudas en presentar la solicitud de eutanasia. «Pronto se hizo evidente que no podía esperar mucho más», comentó una de las hijas explicando que «el geriatra determinó que nuestra madre seguía siendo mentalmente competente, pero si nuestro padre muriera ella podría desorientarse completamente».

Costó seis meses que una clínica especializada aceptara el encargo. Dos equipos de especialistas, uno para cada anciano, trabajaron en el caso hasta confirmar un deseo individual de morir a la vez que el otro.

Con todo en regla y la fecha de la muerte prevista, organizaron su propio funeral y se despidieron de amigos, familiares y vecinos.

«Se dieron mutuamente un gran beso y murieron tomados de la mano», cuenta una de sus hijas, emocionada por el final de sus padres, enamorados como el primer día.

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