El cementerio de los ingleses

Mujeres a la carta

No digamos ya lo que pasa si la mujer de cierta edad se opera para tratar de conservar un aspecto que la haga lucir más joven y bella

Publicado: 15/12/2024 ·
16:23
· Actualizado: 15/12/2024 · 16:23
Autor

John Sullivan

John Sullivan es escritor, nacido en San Fernando. Debuta en 2021 con su primer libro, ‘Nombres de Mujer’

El cementerio de los ingleses

El autor mira a la realidad de frente para comprenderla y proponer un debate moderado

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Cuando he escrito alguna vez sobre el machismo que persiste en nuestro día a día, no faltan las voces que tildan mis palabras de exageradas. Algunos tratan de desmentir la cruda realidad de los techos de cristal, de negar la violencia machista o de restar importancia a la violencia sexual. Y es que el problema reside en tener interiorizados y normalizados hechos que no nos parecen graves aunque lo sean.     

El caso de la cómica Lalachús, colaboradora de Broncano en La Revuelta, a tenor de ser anunciada como conductora de las campanadas de Fin de Año junto al cómico malagueño, ha desatado infinidad de críticas que podríamos encasillar en el apartado de gordofobia o violencia estética. Cierto es que la respuesta de la interpelada ha sido magistral: “¿sabéis lo que tengo gordo? El papo por el que me he pasado todas las críticas”. Pero no es menos cierto que hay miles de mujeres que sufren por comentarios como los recibidos por Lalachús, llegando a los trastornos alimentarios e, incluso, al suicidio.     

Tampoco hace falta salirse de la normatividad corporal para ser blanco de las críticas. Cristina Pedroche crea expectativas por los extravagantes vestidos que suele lucir en Nochevieja, pero también críticas por mostrar demasiado. La berrea acusando a la vallecana de cosificarse a sí misma es casi tan tradicional como las propias uvas y la rebeldía de la presentadora volviéndolo a hacer año tras año es la mejor respuesta. En el fondo, los ocotitos (palabra castellana para referirse a haters) patalean porque una mujer muestra su cuerpo cuando, como y para lo que quiere. Les molesta no tener poder sobre el cuerpo ajeno: es lo mismo que ocurre cuando las feministas enseñan su cuerpo con mensajes escritos para protestar contra el machismo.   

 La edad es otro pretexto de la caterva machista para insultar, criticar y menospreciar a las mujeres que se salen del tiesto que pretenden imponer. Anne Igartiburu ha sido tildada de vieja en numerosas ocasiones, pese a que su desempeño como presentadora no tiene tacha posible y su experiencia en televisión está más que contrastada. Ya que en ocasiones comparamos la aplicación de ciertas conductas en mujeres y en hombres para que se entienda el machismo que encierran, les dejo esta pregunta: ¿acaso la capa española de Ramón García rejuvenece hasta el punto de que nadie lo tilda de viejo a él? De hecho, no se le critica por su edad y se le echa de menos. ¿Por qué a Igartiburu se le echa en cara el mero hecho de cumplir años?     

No digamos ya lo que pasa si la mujer de cierta edad se opera para tratar de conservar un aspecto que la haga lucir más joven y bella: la tacharán de hiperoperada. Si es que esta carcundia no se contenta con nada y poco importa cómo luzca la mujer en cuestión.     

Al final, como ya dijeron Ana Bernal Triviño y Eva Soriano (de quienes saqué la idea de esta columna), es para pararse a pensar si a todos estos que critican a las mujeres por ser quienes son y verse como se ven les gustan las mujeres. O si las odian por alguna razón. Porque al final no es cuestión de gordofobia, edadismo, cosificación ni nada de esto: al final se trata de misoginia, de hundir a las mujeres porque sí, porque son mujeres y no les gusta que se empoderen. Pero, por suerte, ellas seguirán haciendo lo que les salga del jigo. Vamos, de lo que tiene gordo Lalachús.

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