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El febrero seco de los checos o cómo comprobar si el alcohol es un problema

Gustavo Monge, EFE.- En República Checa, el tercer país del mundo donde más alcohol se bebe y donde el IVA de la cerveza es igual al del agua, cada año una campaña de concienciación invita a los checos a un «febrero seco» para comprobar si se tiene el consumo bajo control y advertir de los […]

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Gustavo Monge, EFE.- En República Checa, el tercer país del mundo donde más alcohol se bebe y donde el IVA de la cerveza es igual al del agua, cada año una campaña de concienciación invita a los checos a un «febrero seco» para comprobar si se tiene el consumo bajo control y advertir de los peligros de su abuso.

Se calcula que el 9 % de los 10,7 millones de habitantes del país «no saben si tienen controlado el hábito de la bebida», explica a Efe Petr Freimann, uno de los promotores de la iniciativa Suchej Únor (febrero seco) que cada año lanza el desafío de afrontar este mes «sin una gota de alcohol».

Freimann afirma que, según los datos de una encuesta, unas 700.000 personas participaron el año pasado en esta campaña.

PROBLEMAS DE ABUSO

«Muchos se apuntan incluso sin tener problemas (con la bebida), y quieren inspirar a otros», precisa Freimann sobre la creciente sensibilidad social hacia el abuso del alcohol en el país.

De momento, aún no hay datos de cuantos participan en el febrero seco de este año.

Una de ellas es Stepanka Vlceková, una de las integrantes del grupo en Facebook de la campaña, que relata que ha cambiado las «seis cervezas» que a veces se tomaba en un bar por dos tazas de té con limón.

«Merece la pena», anima al resto de participantes, recordando que, además, el ahorro de dinero es considerable y se tiene más energía y menos «tristeza».

Según un informe de 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la República Checa es el tercer país del mundo, tras Moldavia y Lituania, en cuanto al consumo de alcohol puro por persona: 14,4 litros al año.

También tiene uno de los indicadores más altos de consumo excesivo episódico, la ingesta de grandes cantidades de alcohol en poco tiempo, especialmente entre adolescentes.

¿CONTROLAMOS EL ALCOHOL?

La página web de la campaña advierte de que un millón de checos se mueven en los límites del consumo de riesgo y plantea una importante pregunta: «¿controlamos el alcohol o el alcohol nos controla a nosotros?».

Además, asegura que aparte de daños para la salud, el abuso del alcohol provoca «costes sociales» por valor de 2.307 millones de euros (2.634 millones de dólares) cada año en concepto de pérdida de productividad por el absentismo laboral, hospitalizaciones, accidentes de tráfico y desatención familiar.

El Ayuntamiento de Praga, gobernado por el partido progresista Piratas, ha animado a los ciudadanos a dejar de beber este mes.

«El consumo de alcohol no es algo de lo que debamos estar orgullosos en República Checa», ha alertado el alcalde, Zdenek Hrib, quien ha dicho que esta iniciativa es una oportunidad de comprobar cuánto control se tiene del consumo de alcohol.

En su memoria de 2021, el Centro Nacional de Seguimiento de las Drogas y Dependencia (NMS) precisa que un 16 % de los checos mayores de 15 años están en situación de riesgo o riesgo alto debido a la bebida.

MILES DE MUERTES

Ese organismo estatal afirma que el alcohol causa casi 6.000 muertes anuales, de las que 2.000 son directamente atribuidas a la bebida por las afecciones hepáticas o intoxicación que generan, y casi 900 son por las sobredosis o accidentes causados también por el alcohol, según las autopsias.

En el resto de los casos, el alcohol es la causa de muertes prematuras.

«A los que se apuntan les mandamos revistas, consejos y trucos», explica Freimann sobre una campaña que, en el futuro, busca tener una mayor continuidad y no limitarse sólo al mes de febrero.

Además de los que se apuntan para motivar al resto, hay muchos que lo hacen para ayudarse a sí mismos, lo que unen a hacer más ejercicio y seguir un régimen de comida más sano.

Los objetivos de la campaña son «muy individuales», asegura Freimann, aunque el principal es detectar si se tiene la bebida bajo control.

«Si uno concluye que tiene problema, la campaña funciona, y se le puede dirigir a un experto», añade.

Los organizadores de la iniciativa sostienen que el 53 % de los encuestados beben menos pasados cuatro meses del «febrero seco» y el 47 % sigue bebiendo menos al cabo de un año.

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