El Jueves

Distancia

Se puede estar lejos estando cerca. Sólo es la forma en la que se añore...

Se puede estar lejos estando cerca. Sólo es la forma en la que se añore. La añoranza es según la RAE “recordar con pena la ausencia, privación o pérdida de alguien o algo muy querido”. A la añoranza la rigen los sentimientos, que también son los que hacen tener apego, cariño, necesidad, nostalgia o muchos otros miles de términos que la ocasión aconseje. Ojo, también los sentimientos son los que dirigen el olvido y nos levantan la ira, la rabia y el llanto.

Llegan estos días y pienso en aquellos que no pueden vivir lo que quieren. Porque están lejos en la distancia o porque, estando cerca, la distancia es oceánica. Pienso, a riesgo de equivocarme, que estos últimos son los más perjudicados: tienen un caramelo al alcance de sus manos y no se lo dejan saborear.

La crisis ha creado situaciones bien distintas a la de años pasados. Quien tiene un trabajo medianamente seguro no se la juega. Y un buen número de despiadados empresarios, al calor que les brinda esta crisis, aprovechan la clarita para evitar merecidos descansos vespertinos, en beneficio propio: no hay mal que por bien no venga, imagino que pensarán. Al final, paga el de siempre.

Se piensa sólo en los que están lejos, pero yo hoy me quedo con los que están aquí cerca, a nuestro lado: a los que vemos correr desde sus fábricas a traslados y vía-crucis (sí, llamadles frikis, pero frikis cofrades, por favor); a los que ensayan en las bandas, sin saber si tendrán de permiso el día de la salida; a los que ocultan en la taquilla del vestuario de personal el costal y sus compañeros del turno de noche le cubren la salida para que llegue a tiempo a la igualá, que sino se queda fuera; a tantos que hacen carambolas con los descansos robándole días al verano para dedicárselos a su hermandad. Y a los que ni siquiera una carambola les rompe la cadena que les ata a la mesa de la oficina. ¿Desde cuándo no ven estos una cofradía con luz del día? ¿Por qué le han robado algo tan sencillo?

Ninguno de estos tendrá una levantá dedicada. Y casi nadie les va a echar de menos. No cuentan, son los nuevos parias para los que la Semana Santa es un artículo de lujo. Y están ahí, tecleando en su ordenador con el pinganillo de la radio puesto a ratos, sin que les vean. No vaya a ser que... Hasta sus oficinas llega el sonido de las trompetas y tambores de una cofradía cercana. Ellos se encargan de imaginar el incienso.

Se puede estar lejos estando cerca. Sólo es la forma en la que se añore.
Sí, esta columna es de cofradías, aunque casi no lo   parezca.

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