El Jueves

El 14

Que suceda en números de 8 o más cifras puede llegar a ser entendible. Se trata de errores humanos y lógicos. Pero que suceda con una persona cuyo DNI es el número 14, la verdad es que choca bastante

Hace unos años solicité a la Tesorería General de la Seguridad Social una vida laboral. Era la primera vez. Al comprobar los datos, detecté que me situaban durante un periodo de tiempo de mi vida “obrera” en una empresa que ni tan siquiera conocía. Realizada la reclamación, sobre la marcha fue rectificada: se había debido al baile de dos números en el identificador de la empresa real en la que prestaba mis servicios, coincidiendo casualmente el número erróneo con otra empresa, también de Sevilla y casi del mismo sector productivo, pero con la cual yo no había tenido relación laboral ninguna.

También, en otra ocasión, mi número de DNI, por un baile de las dos últimas cifras, me sumió en una confusión administrativa para nada grave o complicada, que se resolvió también sobre la marcha al detectarse semejante y simple error.

En ambos casos, como contribuyente, no objeté nada al respecto, principalmente porque estos bailes de números no me causaron perjuicio ninguno, así como entendí que eran puros errores lógicos y, por supuesto, humanos.

Que eso suceda en números de 8 o más cifras como son los identificativos de las empresas o los personales que tenemos cada uno de los españoles puede llegar a ser entendible. Insisto, se trata de errores humanos y lógicos. Pero que suceda con una persona cuyo DNI es el número 14, la verdad es que choca bastante.

Nos han enseñado los medios de comunicación el DNI de la Infanta Cristina bien grandote en la pantalla de la tele y lo hemos podido ver estos días hasta en las redes sociales. Ojo, carné de identidad completito, firma incluida, que la primera vez que me lo tropecé con él en Facebook creí que era el montaje de un cachondo. Pero no. La Casa Real no se ha andado con remilgos y lo ha mostrado al completo.

Sin querer exculpar a doña Cristina, que no es un alma de la caridad precisamente ni tampoco tonta como para no saber qué se traía su marido entre manos, me da que pensar que hay algo que se ha movido de forma poco limpia en todo este lío de las 13 propiedades que se le han adjudicado, como queriéndola “manchar” de algo,aunque ese algo tuviera una vida muy corta. Pero ya se sabe que en España hay mucho truhán que aún se mueve bajo el dicho de “difama, que algo queda”.

No, no entiendo que se confunda un número de DNI como el de ella. ¿Baile de números? No, por supuesto que no. ¿Error en el Registro o en Hacienda? Pues ha sido de risa. Pero alguien debería explicar algunas cosas.

¡Ah! Y los ordenadores no se equivocan... solos.

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