Se fue

Publicado: 24/09/2014
Era una marcha anunciada y esperada desde que a mediodía del pasado martes el presidente Rajoy anunciara que retiraba el anteproyecto de Ley Orgánica de Protección del Concebido y los Derechos de la Embarazada, más conocida como la Ley del Aborto...
Era una marcha anunciada y esperada desde que a mediodía del pasado martes el presidente Rajoy anunciara que retiraba el anteproyecto de Ley Orgánica de Protección del Concebido y los Derechos de la Embarazada, más conocida como la Ley del Aborto, proyecto abanderado por Alberto Ruiz-Gallardón, que hizo de ésta el buque insignia y emblema político de su paso por el Ministerio de Justicia.

Se trata, sin entrar en valorar la materia que ha dividido a unos y a otros; que ha convocado manifestaciones en ambos lados y que ha posicionado ferozmente a estamentos como la Iglesia o a colectivos profesionales de la medicina; se trata, insisto, de la primera crisis de Gobierno de Rajoy y de la primera salida de un ministro por la puerta trasera, sin tener en cuenta la de Arias Cañete, ya que se entiende como natural para ocupar otro puesto (quizás no el esperado) en Europa. Este hecho se produce en un momento delicado en el cual se atisba en un horizonte para nada lejano la llegada de unos nuevos comicios electorales.

Gallardón, altivo, se va por la disconformidad del presidente. Cuando a alguien se le desautoriza lo mínimo que debe hacer es marcharse. Quizás esta sea una lección de coherencia que deja el ya ex ministro, algo de los que muchos debieran aprender. La cartera ministerial que ha ocupado durante estos años no ha dejado de ser una fuente de noticias y discrepancias casi en todo momento: el endurecimiento del Código Penal, la imposición de tasas, la reforma del Poder Judicial,  la polémica Ley de justicia universal o las medidas que se interpretaron como un avance hacia la privatización de los servicios judiciales han dado para muchos titulares. Ahora su sustituto se encuentra con un despacho en el que habrá de lidiar más con asuntos políticos que jurídicos. Y si no, al tiempo.

Se aborta la reforma de una ley que jamás tuvo un consenso y que nunca lo tendría. Desde el propio Partido Popular hubo también voces, no todo lo altas que debieran, que se oponían a esta reforma, que iba a traerle a este ejecutivo más dolores de cabeza que satisfacciones. Y los aires en Moncloa entiendo que, a estas alturas de la legislatura, no están para eso.

Se ha marchado Gallardón, con el dudoso mérito de haber conseguido la primera huelga de jueces de toda la historia de España. Sin las simpatías de los suyos y con la de algunos de sus opositores. Se aborta la ley y se aborta una carrera política. De alguien que fue siempre el eterno candidato, aunque ni él mismo lo reconociera.

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