La ola de calor

Publicado: 08/07/2015
Tenemos memoria selectiva. En ocasiones nos acordamos de cosas, situaciones, asuntos y demás que han sucedido en nuestra vida hace muchos años...
Tenemos memoria selectiva. En ocasiones nos acordamos de cosas, situaciones, asuntos y demás que han sucedido en nuestra vida hace muchos años. Los tenemos frescos, muy frescos, siendo capaces de volver a contarlos a alguien, reproduciéndolos con pelos y señales. Sin necesidad de buscar notas apuntadas en papeles que el tiempo ha amarilleado. Como si hubieran sucedido ayer o antesdeayer.

Por el contrario, en otras ocasiones, algo que nos pasó la semana pasada se ha borrado o diluido en la amalgama de pensamientos del disco duro gris que tenemos encima de los hombros. Sí, está ahí, pero que casi no nos acordamos o lo hacemos sólo en líneas generales.

Estas son cosas normales y naturales que suceden, que nos suceden a todos y que por ello no nos paramos a pensarlas o que quizás, atendiendo a esta simple teoría que planteo, también hemos olvidado o no le prestamos la suficiente atención.

Todo esto viene a raíz de la ola de calor que estamos padeciendo estos días, algo que no es nuevo bajo el sol (precisamente) en esta tierra. Sin realizar una consulta al poderoso Google, me atrevería a preguntarles si las temperaturas de estos días son iguales, inferiores o mayores que las que tuvimos el año pasado, más o menos por estas fechas o por días similares. Yo les aseguro que soy incapaz de contestarme. No sé si pasamos más calor, si estábamos más frescos por alguna brisa desperdigada que corría o si, simplemente, los termómetros marcaban lo mismo.

El calor, o la ola de calor que tenemos, es simplemente una excusa que utilizo en estas líneas para hablar de nuestra memoria selectiva. Porque lo cierto es que hay temas que pasan a ese archivo oculto y que, en su día, fueron de máxima actualidad. No le hemos dado al delete en nuestra memoria, pero sí lo hemos archivado en una carpeta que ahora o bien no encontramos o bien está oculta en un directorio que casi ni recordamos que existe.

Creo que la política adulta, esa de los análisis que no llegan nunca a la opinión pública, juega en muchas ocasiones con esto. Pregúntense por un momento si recuerdan las promesa que se han realizado en las pasadas campañas electorales. Díganme, si se atreven, si los partidos políticos y sus dirigentes están cumpliendo lo prometido en aspectos como los pactos o no pactos para gobernar. Aclárenme si de verdad lo que dijeron se está cumpliendo.

Y en otros asuntos, reflexionen si recuerdan los antecedentes de algunos hechos que ocuparon  las primeras páginas de los periódicos y hoy día ya no son ni noticia.
¿Jugamos a esto?

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