A vueltas con la música

Publicado: 04/11/2015
Va a ser que me quedo este jueves con la actualidad local, cansado de catalanerías y precampañas...
Va a ser que me quedo este jueves con la actualidad local, cansado de catalanerías y precampañas. Ustedes deben andar cansados de tanto trincón, tanto desacato a la autoridad y tanta promesa como ya se nos empieza a colar a través de la tele.

Me quedo, insisto, en algo local, que viene a enturbiar la tranquilidad que proporciona el silencio de lo que, hasta ahora, era algo bien hecho. Fue allá por marzo del 2013 cuando ya les hablé de este tema, que se reactiva ahora con más fuerza pero idéntico sinsentido. Adelantándome a los tiempos cuaresmales, el asunto no es otro que la propuesta de un grupo de hermanos de la Soledad de San Lorenzo para que la acompañe la música en la noche del Sábado Santo.

Verán: el libro de los gustos sigue estando en blanco, sin escribir. Pero el libro de la cordura sí que está escrito. Lo digo tal como lo siento, que para ello tengo a mi lado a alguien que profesa por la bella imagen de la Soledad una devoción que ya la quisieran para sí -me atrevo a decirlo- algunos de los firmantes de este despropósito. Cierto es que cuando el gobierno de una hermandad se asienta con pies de barro aparecen este tipo de propuestas. Aunque me malicio en pensar que se adopta algo más que una postura de perfil desde el mismo para, amparándose en algo más de 200 firmas, conseguir lo que de otro modo sería inviable. “El pueblo ha hablado”, parece que resuena por San Lorenzo, dibujándose en la cara de algunos una sonrisa maliciosa.

Se contraria la identidad de una cofradía que sin necesidad de sonidos ha crecido en nazarenos y hermanos, por lo que el modelo adoptado desde hace muchos años no yerra. Y no se equivoquen: la música fúnebre es para los entierros, pero no para el dolor posterior y el intimismo de una Madre que ya descansó de tanto suplicio vivido. Ahí, en ese durísimo momento, sólo cabe el silencio.

“La música aportará más recogimiento” es un argumento que se cae por su propio peso. No conviertan, por favor, uno de los episodios más duros y a la vez más dulces de nuestra Semana Santa en caldo de cultivo de teléfonos móviles grabando marchas para YouTube. De eso ya hay mucho en la red y no hace falta más. Y sólo un paso para el frikismo.

Déjennos en nuestro recogimiento, en la melancolía de la hermosa tarde noche del Sábado Santo. Déjennos rezar y no nos distraigan. Que aquí ya está todo inventado. Que música, insisto como hace dos años, ya la lleva a Sus pies, en los sobres de la caridad. Y lean a Romero Murube, que algo sabía de todo esto.

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