Un mes

Publicado: 20/01/2016
Ha pasado un mes (un mes más un día para ser exactos) y seguimos con un gobierno provisional que “rige” los destinos de este país...
Ha pasado un mes (un mes más un día para ser exactos) y seguimos con un gobierno provisional que “rige” los destinos de este país. Desde hace muy pocos días ya tenemos un Parlamento, más convertido en una casa de vecinos que en otra cosa, por aquello de los espectáculos que ya se están viendo. En cualquier país de la Unión Europea esto es un sinsentido: los tiempos no son tan largos tras la celebración de unas elecciones. Ni tan siquiera en Grecia, donde conocimos que el nuevo presidente del gobierno formó ejecutivo en sólo unos días, al igual que se produjo la constitución de un nuevo parlamento. Pero aquí no son así las cosas. Sus Señorías, aparte de contar con unos privilegios que ya los quisiéramos para nosotros más de muchos (dietas, equipamiento, vacaciones, etc.) se lo toman con una pasmosidad asombrosa.

Estamos sin presidente y sin gobierno y lo que nos queda. Porque tal como se está desarrollando todo aún nos falta mucho tiempo que esperar, eso si llegamos a tenerlo y no volver que acudir de nuevo a las urnas.

Pedro Sánchez se ve de presidente, así sea a costa de pactar con aquellos que dijo que no lo haría: los que defienden un referéndum de autodeterminación en Cataluña y que no son otros que estos chicos de Podemos y derivados. El PSOE lo dejó claro (y escrito) en su programa, pero parece que a Sánchez le va a importar bastante poco esto. Ni tan siquiera el presunto cabreo que están tomándose determinados barones del partido. Sánchez se mete en contra mano. Lo sabe pero parece que no se da por aludido. Y ese juego (con auténtico fuego) le puede costar caro. Sánchez quiere ser presidente a costa de lo que sea. La frase de “un gobierno de progreso” se la ha instalado en su discurso y de ahí no hay quien lo baje.¿Sería verdaderamente un gobierno de progreso? Yo tengo mis dudas.

Progreso lo asocio a bienestar. A que resuene el dinero en nuestros bolsillos y que no sólo no falte el trabajo, sino que el paro siga descendiendo como lo está haciendo. Progreso me suena a que mantengamos esas buenas previsiones que calculan en Bruselas y que nuestro crecimiento sea ascendente. Progreso, a usted y a mí, nos suena a economía saneada.

Bruselas avisa que es necesario un gobierno estable en nuestro país y a este paso eso va a tardar en pasar. Si sólo con la formación de los grupos parlamentarios ya ha habido sus más y sus menos, no me imagino la estabilidad en un gobierno “de progreso” en el que los chicos de Iglesias tengan algo que decir.

¿Progreso? No, no me vendan esa historia. Que la crisis se habrá ido, pero a ninguno se nos ha olvidado quien la trajo.

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