Que viene

Publicado: 06/07/2016
No soy muy de repetir los asuntos que ya en otra ocasión he tratado en estas líneas de los jueves, pero creo que la ocasión lo merece...
No soy muy de repetir los asuntos que ya en otra ocasión he tratado en estas líneas de los jueves, pero creo que la ocasión lo merece. Como de momento seguimos sin pacto y con un gobierno en funciones; seguimos sin hacer cambiar de opinión a Pedro Sánchez; seguimos asistiendo a la poca vergüenza de Pablo Iglesias que ahora vuelve a coquetear con el PSOE;   seguimos con las intervenciones policiales en ayuntamientos habitados por corruptos; seguimos (a Dios gracias) con la bajada del paro; seguimos (también gracias a Dios) con los hoteles llenos y el repunte del turismo; seguimos con la indignación por los sueldos y gastos de sus señorías los diputados aunque no trabajen; y seguimos con tantas cosas que sé que a usted no le gustan igual que a mí, pues me aferro, que seguramente a usted le gustará aunque sea sólo por la que se va a formar en la calle, con la visita de Mr. Obama durante unas horas a Sevilla este fin de semana.

Insisto en lo que ya dije: es necesario saber "vender" a nuestra ciudad, pues la publicidad (gratuita) en cada uno de los televisores del mundo y en miles de páginas de periódicos (también de balde) de todo el planeta sólo es comparable a lo que es en realidad: la visita de un Jefe de Gobierno y líder del mundo. Me atrevo a decir que, mediáticamente, sólo es comparable a la visita que realizó a nuestra ciudad por dos veces -en 1982 y 1993- Su Santidad Juan Pablo II.

Llevo un par de día a la espera de las reacciones contrarias de algún colectivo, fundamentalmente por los cortes de tráfico y la alteración que va a sufrir durante un par días la ciudad. Saldrán a decir lo mismo los de siempre: los que se quejan por todo. Aquellos a los que les gustaría que Sevilla fuera como son ellos mismos: una ciudad mediocre a la que sólo se le conoce por la Giralda, la "grasia" y el Manque Pierda.

Cierto es que a Obama lo van a llevar a lo más típico, léase Catedral y Alcázar. Es una pena que no se atreva a subir a la Giralda (esa sería la gran foto) como lo hizo el Papa en 1993 o no le den una vuelta por las Setas de la Encarnación, algo que le gustaría bastante al dignatario americano.

De todos modos, insisto, bienvenido Presidente Obama a nuestra ciudad. Si el Servicio Secreto se hace eco de esta columna (nunca se sabe...), le pido por favor a don Barak que diga algo sobre lo que aquí le enseñemos y sobre nuestra hospitalidad. Me consta (sí, señores del Servicio Secreto) que aquí se está trabajando duro para que se lleve una muy buena impresión. Permítanos que nos aprovechemos de su imagen, porque un caramelo nunca amarga a nadie.

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