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Un peruano engorda 25 kilos para comprar entradas de movilidad reducida en el Mundial

Hay gente que hace locuras por el fútbol, eso no es nuevo, pero la historia de este peruano nos ha llamado la atención. Porque sí, has leído bien el titular, a un aficionado sin entradas no se le ocurrió otra cosa que engordar 25 kilos para comprar localidades de movilidad reducida, las únicas que quedaban […]

Hay gente que hace locuras por el fútbol, eso no es nuevo, pero la historia de este peruano nos ha llamado la atención. Porque sí, has leído bien el titular, a un aficionado sin entradas no se le ocurrió otra cosa que engordar 25 kilos para comprar localidades de movilidad reducida, las únicas que quedaban en venta.

Este aficionado identificado como Miguel F., ha explicado que «las entradas se acabaron pronto y no me quería quedar sin Mundial, la selección está incluso por delante de mi equipo, tenía que ir». Según asegura, ha estado presente en todos los partidos de la fase de clasificación, así que se había prometido a sí mismo viajar a Rusia, pero cuando fue a comprar las entradas se encontró con un gran problema.

La desesperación se apoderó de Miguel al comprobar que no había entradas. Solo seguían a la venta unas cuantas de movilidad reducida, así que la única solución era pertenecer al grupo de personas que pueden optar a ellas.

«Uno de las posibilidades era sufrir obesidad mórdida y yo ya estaba en 30 de índice de masa corporal, solo tenía que ponerme en 35», cuenta al explicar que para ello tenía que engordar 25 kilos.

Así que se puso manos a la obra. Compró las entradas de inmediato y se diseñó una dieta para engordar. Tenía tiempo porque la FIFA daba un plazo de tres meses para presentar el certificado médico que acredita las limitaciones físicas que dan opción a adquirir estas entradas.

Pese a los consejos de su familia y amigos, comenzó a comer sin parar, «sobre todo hidratos de carbono». Y está convencido de no haber hecho nada extraño porque, según él, hay gente que va «mucho más allá». «Un amigo que me quería acompañar pensó en romperse una pierna, pero al final no se atrevió», cuenta.

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