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Envía una pizza a su abuela para ver si está viva tras un huracán

El ingenio humano no tiene límites. Tras el arrasador paso del huracán Matthew, muchas familias quedaron incomunicadas y la preocupación crecía entre sus miembros, a veces con kilómetros de por medio. Este es el caso de la señora Claire Olsen, que a sus casi 88 años vive sola en Florida. Sus familiares no conseguían dar […]

El ingenio humano no tiene límites. Tras el arrasador paso del huracán Matthew, muchas familias quedaron incomunicadas y la preocupación crecía entre sus miembros, a veces con kilómetros de por medio.

Este es el caso de la señora Claire Olsen, que a sus casi 88 años vive sola en Florida. Sus familiares no conseguían dar con ella tras el paso del huracán porque no funcionaban las líneas telefónicas. Recurrieron a la policía y a los bomberos, pero tampoco ellos podían atender al teléfono y el temor por la situación de la anciana aumentaba por momentos.

¿Cómo encontrar entonces a la abuela? Pues la genial idea de su nieto Eric fue ¡pedirle una pizza! Buscó en la guía el teléfono de alguna pizzería cercana al domicilio de la señora a la que sí le funcionaran las comunicaciones. Y lo consiguió.

«No hablábamos con ella desde hacía dos días, cuando el huracán comenzaba y en su zona ya se hacía notar, pero luego era imposible contactar de nuevo», explica Eric, que asegura haber llamado a la policía, a la oficina del sheriff y a varios sitios más, pero en ninguno era atendido.

Dándole vueltas a la situación y ante la imposibilidad de viajar de inmediato por el mal estado de las comunicaciones y la lejanía, a Eric se le encendió la bombillita: «si pido una pizza para ella y se la entregan será que está bien». Así de simple, así de genial.

Según continúa su relato, solicitó un favor al repartidor de la pizzería con la que sí pudo contactar: «cuando la pizza sea entregada, llame a este número». Y así fue, el repartidor entregó la pizza a la señora Olsen, llamó al móvil indicado y ya hubo comunicación entre la sorprendida abuela y sus familiares.

«Ni los bomberos ni la policía pudieron ayudarnos a localizar a mi abuela, pero un repartidor de Papa John’s la encontró en media hora», bromea Eric.

Así pues, hubo final feliz para esta historia porque, además, la pizza que le llegó a Claire era su  favorita.

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