Belén de belenes

Publicado: 30/12/2019
Autor

Salvo Tierra

Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial

Escrito en el metro

Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía

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Qué grande es la infancia creativa, imaginativa y soñadora, gozosa en la creación del pequeño mundo del Pesebre,
Pronto se cumplirán siete siglos desde que Francisco de Asís montara el primer Belén. Siempre me ha sorprendido la supervivencia de esos fantásticos y efímeros dioramas que se construyen en estas fechas. Si la tradición se mantiene impecable es gracias a que la ilusión infantilla sostiene viva. Qué grande es la infancia creativa, imaginativa y soñadora, gozosa en la creación del pequeño mundo del Pesebre, en la que debe ubicar desde tan ilustres personajes como los Reyes Magos hasta las temibles huestes de Herodes, desde fluyentes pastores hasta ángeles anunciadores, desde desérticos oasis con recias palmeras hasta las paradójicas montañas nevadas, todo bajo un cielo estrellado dominado por un gran cometa.

Más allá de la continuidad de la tradición aun me fascina más el realismo del paisaje creado. La fidelidad con la que se recrea como debió ser el entorno de aquellos extraordinarioshechos es sorprendente. El clima por entonces debía ser muy similar al actual, árido y tras un siglo muy frío se produjo justo entonces una inflexión hacía años más cálidos y benefactores. La transición entre el Mar Muerto y los Montes de Judea componía un paisaje ecléctico, en donde desierto, maquia, garriga y bosques de coníferas convivían en un estrecho margen de tierra. Debía ser un panorama muy similar al de nuestra Axarquía, con sus cambronales, acebuchales, coscojares, jaguarzales, y con unos cultivos crecientes que se extendían cada vez más en perjuicio de los bosque naturales. Así me lo cuentan Marwa y Alí.

Los belenes son un milagro. Tanto es así que en todas la culturasse narra la leyenda de una niña que siendo pobre no tenía más que unas cuantas verdes hojas para postrar en el Belén. En México, como me relató Mónica Palacios, de aquel ramillete brotaron como un prodigio las flores del Pascuero. Aquí según, reza la leyenda, también una niña entristecida por no tener que ofrecer nada cuando los Magos llegaron al portal, un ángel se apiado de ella dándole una Rosa de Navidad o Heleboro, que feliz le ofreció al niño. Así me lo contó Beatriz Álvarez.Tradiciones y leyendas que han perpetuado la más grande de las ilusiones, la ilusión infantil. Defendámosla.

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