Considerando que son muchos los gallos que hay en dicha azotea, y que los dueños del inmueble todavía no viven en la vivienda citada, los vecinos aseguran que se puede convertir en un foco de insalubridad, ya que sólo acuden a dar de comer a los animales, pero poco más.
Han intentando, por medio de Izquierda Unida, que ha sido la transmisora de la queja de estos vecinos afectados, que acudan bien técnicos de Medio Ambiente a comprobar sus denuncias, así como que la Policía Local haga alguna inspección y determine el ruido que realizan los animales, pero por el momento no han conseguido respuesta alguna del Ayuntamiento, por lo que siguen aguantando los ruidos.
Además, la situación se agrava aún más porque “tenemos que dormir con las ventanas abiertas a causa del calor, y es imposible porque a las tres o las cuatro de la mañana ya comienzan a cacarear”, informan estos vecinos. Por ello pretenden que “el Ayuntamiento tome cartas en el asunto”, pues hace casi un mes que tienen que soportar este problema, con el que aseguran, es bastante complicado convivir.
Por todo ello consideran que, para conocer este problema de primera mano, serían los políticos los que tendrían que ir a dormir a sus viviendas, para que sepan que es lo que sufren a diario estos vecinos, siendo bastantes, pues no sólo son los propietarios de las viviendas colindantes (individuales) los que sufren estos agravios, sino también un bloque completo de vecinos que hay en la calle Caracas.