Teniente relata el "calvario" que hizo temer por su vida en Alsasua

Publicado: 17/04/2018
Nadie intentó ayudarle mientras era agredido en el bar Koxka ni persona alguna intentó calmar la situación, ha descrito
El teniente de la Guardia Civil agredido en Alsasua (Navarra) en la madrugada del 15 de octubre de 2016 ha declarado este martes en el juicio que celebra en la Audiencia Nacional que cuando estaba siendo golpeado, tanto dentro del bar Koxka como fuera, "nadie se acercó" a ayudarle y que llegó un momento en que temió por su vida.

"Nadie se acercó a mi que me quisiera echar un cable o que me ayudara a salir de allí. Los golpes no paraban, venían de todas partes. Temí por mi vida", ha afirmado en respuesta a preguntas del fiscal José Perals, al que ha asegurado que en ningún momento pudo defenderse y devolver los golpes, sino quedarse en el suelo protegiéndose la cabeza durante un tiempo que le pareció "una eternidad".

El teniente --que ha declarado de forma que sólo podían verle el tribunal, los acusados, las defensas y las acusaciones-- está convencido de que sus agresores sabían perfectamente que era guardia civil y que debieron de avisarse unos a otros de que él estaba allí junto al sargento y las novias de ambos. Y supone que los acusados habían bebido aquella noche, pero que "eran plenamente conscientes" de lo que hacían.

HA RECONOCIDO A CUATRO COMO AUTORES DE LOS GOLPES

Durante su testimonio, que se ha prolongado durante casi tres horas, ha rechazado que él y sus amigos hicieran algo para provocar la agresión y ha reconocido a cuatro de los acusados: Jokin Unamuno, Ohian Arnanz, Adur Ramírez y Jon Ander Cob. Sobre Aratz Urrizola, Iñaki Abad y Ainara Urquijo, recuerda que estaban en el bar, pero no que participaran en la agresión.

De Ohian Arnanz ha comentado que fue el primero que se le acercó y le preguntó si era "madero". Sobre Jokin Unamuno, ha dicho que entró en el bar y fue directo hacia él para decirle que su abuelo "también" fue guardia civil y otras "frases inconexas". Y de Adur Ramírez ha explicado que le vio claramente en la entrada del bar, cuando las víctimas estaban intentando salir al empezar los primeros golpes.

El teniente ha explicado después que durante la agresión, concretamente cuando ya estaba en la calle, no recuerda muy bien lo que pasó porque sentía "mucho dolor", le estaban dando "muchos golpes en la cabeza" y había "mucho barullo". Sí recuerda que su novia se tumbaba sobre él para intentar que no le golpearan más.

Como consecuencia de la agresión, el teniente, que entonces tenía 25 años, ha destacado que tuvo que someterse a una operación de tobillo, donde le han colocado "ocho tornillos y una placa". La recuperación se alargó ocho meses y la ha definido como "un calvario eterno" en la que tuvo que abandonar su puesto en Alsasua.

El guardia civil, que llevaba casi un año destinado como jefe del acuartelamiento de la localidad, ha señalado a Jokin Unamuno como el organizador de la fiesta de Ospa Eguna, que pide la salida de las fuerzas de seguridad del Estado del País Vasco y Navarra, que se celebró en agosto de 2016, ya que tuvo que gestionar el dispositivo policial con motivo de la misma.

También vio a Unamuno y a Ramírez junto al Convento de los Capuchinos con motivo de la festividad de la Virgen del Pilar que organizó la Benemérita unos días antes de la agresión en el bar Koxka. Según su versión, los acusados fueron allí "para intimidar, acosar y tener señalada" a la gente que quería asistir a la misa, según le comentaron algunos vecinos de la localidad.

AMBIENTE "PECULIAR"

El teniente ha descrito el ambiente en Alsasua como "peculiar" en lo que se refiere a su relación con los vecinos, y las personas de su confianza y sus compañeros le aconsejaron cuando llegó que "tuviera mucho cuidado" y que a ciertos bares ni se acercara". Eso sí, ha dejado claro que el bar Koxka no era uno de esos establecimientos y que, de hecho, iba allí habitualmente.

Ha argumentado que cuando llegó a la localidad su intención fue que los vecinos le conocieran y por eso "salía en la medida que podía a tomar café" o a pasear e hizo amigos. Sin embargo, ha lamentado que después de la agresión todo eso se perdió.

El teniente ha dicho que después de lo ocurrido el 15 de octubre de 2016 volvió a Alsasua para hacer la mudanza y despedirse de la unidad, aunque también ha regresado en otras ocasiones para visitar a amigos. Pero eso sí, ha querido dejar claro que ya no frecuenta los bares de la localidad, "primero para no crear problemas" a los que le quieran saludar por la calle y "segundo por tranquilidad".

Ha admitido que al principio quería quedarse en Alsasua, pero que "las circunstancias" le "obligaron" a lo contrario porque cualquier actuación por su parte "se iba a ver como una provocación". "Veo a la Guardia Civil como un servicio más en Navarra y me iba a convertir en un lastre", ha remarcado.

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