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¿Están los teléfonos móviles alterando nuestro cerebro?

Alejandro Ramírez | Un estudio reciente ha revelado que en Estados Unidos los adultos revisan su teléfono una media de 344 veces al día -una vez cada cuatro minutos-, y gastan casi tres horas al día en el uso general del teléfono, según los datos publicados por la BBC. El problema para muchos de nosotros es que […]

Alejandro Ramírez | Un estudio reciente ha revelado que en Estados Unidos los adultos revisan su teléfono una media de 344 veces al día -una vez cada cuatro minutos-, y gastan casi tres horas al día en el uso general del teléfono, según los datos publicados por la BBC. El problema para muchos de nosotros es que una ojeada rápida del teléfono para algo concreto nos lleva a revisar nuestras redes sociales o nuestros mensajes, y eso acaba derivando en un sinfín de acciones posteriores.

 Es un círculo vicioso. Cuanto más efectivos se hacen los teléfonos, más los usamos.

Todo lo que incumbe a la interacción dentro de las redes sociales y el tema de los filtros de las fotos a un lado, ¿cómo está afectando esta dependencia hacia los móviles a nuestro cerebro? ¿Son todo desventajas o también hay cosas positivas?

Como podríamos esperar, la dependencia por los teléfonos móviles no deja de aumentar, por lo que los datos varían constantemente. Lo que sabemos es que la simple distracción de revisar una notificación de nuestro teléfono móvil puede tener consecuencias negativas. No es muy sorprendente; sabemos que, en general, hacer varias cosas al mismo tiempo puede afectar a la memoria y al rendimiento. Uno de los ejemplos más peligrosos en cuanto a rendimiento es el uso del teléfono móvil mientras vas conduciendo.

En un estudio reciente, el simple hecho de escuchar el sonido de una notificación hizo a los participantes rendir peor en una tarea específica. No solo tiene consecuencias el uso del móvil, su mera presencia puede afectarnos a la hora de pensar.

Por ejemplo, en otro estudio reciente, los investigadores pidieron a los participantes que pusieran primero sus móviles a un lado -de forma visible-, luego cerca de ellos pero fuera de su vista -en una mochila o en un bolsillo-, y posteriormente en otra habitación diferente. Los participantes entonces completaron una serie de tareas para evaluar sus habilidades de procesar y recordar información, y de resolver problemas que requerían una alta concentración. El estudio reveló que los participantes rendían mucho mejor cuando los móviles estaban en una habitación diferente fuera de su alcance y no cerca de ellos. Lo que demuestra que la simple proximidad de un móvil parece afectar a nuestro rendimiento.

En definitiva, nuestro cerebro puede estar inconscientemente tratando de evitar el deseo de revisar nuestro teléfono -por ejemplo, esperando una notificación-, pero en cualquier caso, esa atención desviada puede hacer que cualquier otra acción que estemos llevando a cabo nos sea más difícil de realizar.

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