El pequeño Will Bancroft aún no se puede creer lo que sucedió en un restaurante de Arkansas en el que pretendía desayunar con su familia.
Will nació sin brazos, pero es un luchador que jamás se rinde. Con su esfuerzo ha desarrollado una habilidad para valerse por sí mismo utilizando los pies. Pero ni él ni sus familiares imaginaron jamás que esa forma de vivir causara su expulsión de un local de hostelería.
Según sus padres, Will estaba echando mermelada en unas tortitas cuando el gerente del establecimiento les recriminó este comportamiento. La discusión fue inevitable y la familia se marchó indignada.
No fueron pocos los presentes que se solidarizaron con ellos y mostraron su rechazo a la actitud del gerente, nada comprensivo con las limitaciones del niño.
Explican sus padres que «siempre lavamos los pies del niño y lo hicimos antes de entrar en el local, ¿se lavan las manos todas las personas que entran a comer?». «Solemos ir a más restaurantes de la zona y jamás habíamos tenido un problema por este hecho, ya que la gente comprende que mi hijo debe valerse por sí mismo y esa es su única forma de poder hacerlo», aseguran.
Por su parte, la cadena a la que pertenece el local en cuestión ha salido al paso con un comunicado lamentando los hechos y adelantando que formará a sus empleados con cursillos sobre diversidad y trato a personas con especiales necesidades.
