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Unos estudiantes sudafricanos fabrican ladrillos con orina humana

Esto de reciclar se nos está yendo de las manos, aunque todo sea por cuidar el medio ambiente. En este caso hablamos de ladrillos, duros como los que más, pero fabricados a partir de un ingrediente muy particular: orina humana. Varios estudiantes sudafricanos son los artífices de esta creación, que comienza mezclando la orina con […]

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Esto de reciclar se nos está yendo de las manos, aunque todo sea por cuidar el medio ambiente. En este caso hablamos de ladrillos, duros como los que más, pero fabricados a partir de un ingrediente muy particular: orina humana.

Varios estudiantes sudafricanos son los artífices de esta creación, que comienza mezclando la orina con arena y bacterias para provocar un proceso de solidificación a temperatura ambiente.

«Básicamente es el mismo proceso mediante el que se crea el coral en el océano», explica Dyllon Randall, el tutor de los alumnos, cuyo primer paso fue recoger orina de los baños del centro académico.

Tras fabricar un fertilizante sólido, el líquido sobrante se utiliza para crear lo que ellos llaman «ladrillos biológicos». Y todo con un proceso mediante el que una enzima descompone la urea en la orina formando carbonato de calcio que luego une la arena formando ladrillos grises y duros.

El problema es que se necesita una gran cantidad de orina para fabricar un solo ladrillo. En datos, hablamos de que una persona adulta expulsa de media 250 ml de orina cada vez que acude al baño, mientras que para fabricar una de estas piezas se necesitan entre 25 y 30 litros. Eso sí, la mayor parte de esta orina se utiliza para fabricar un kilo de fertilizante.

Según los responsables del proyecto, la resistencia de estos ladridllos era idéntica a la de la piedra caliza en los primeros ensayos, pero ahora han duplicado esa fuerza cambiando el material que se coloca en el molde y permitiendo que las bacterias endurezcan las partículas por más tiempo, sin uso de calor, a temperatura ambiente. En cuatro o cinco días ya se ha terminado el proceso, pero si se quiere más dureza se mantienen algo más y listo.

Este punto es lo que más destacan de su trabajo, ya que los ladrillos normales deben hornearse a altas temperaturas, algo que causa contaminación ambiental.

Además, aseguran que a las 48 horas de su fabricación estos ladrillos han perdido por completo el fuerte olor que tienen al principio.

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