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Gana 117 ‘kilos’ en el Euromillones y su hijo le demanda por darle solo uno

La familia Dawes jamás habría imaginado que ganar 101 millones de libras (casi 116 millones de euros) en el Euromillones les traería problemas familiares con el hijo mayor. Viendo que el dinero llegaba fácil, el primogénito se acostumbró a la mala (o buena) vida para gastar el millón que sus padres decidieron darle al año. […]

La familia Dawes jamás habría imaginado que ganar 101 millones de libras (casi 116 millones de euros) en el Euromillones les traería problemas familiares con el hijo mayor.

Viendo que el dinero llegaba fácil, el primogénito se acostumbró a la mala (o buena) vida para gastar el millón que sus padres decidieron darle al año. Y ellos, hartos de esta actitud, dejaron de enviarle el dinero. Según parece, el hijo tenía entonces 32 años y lo gastaba todo sin pararse a mirar en qué. Pero eso cambió y no dudó en demandar a sus padres.

Explica Michael Dawes (el hijo), que sus padres le dijeron que ya no tendría que preocuparse más por el dinero el resto de su vida, así que tanto él como su novia dejaron de trabajar para dedicarse a vivir del cuento. Según sus padres, Michael se volvió un prepotente insoportable, nada generoso con los demás, justo al contrario de como había sido educado.

De hecho, lo primero que hicieron los afortunados con su premio fue crear proyectos de caridad y repartir más de treinta millones con sus familiares más cercanos. Así que viendo el cambio radical de su hijo dejaron de darle el millón anual prometido y enseguida recibieron la demanda.

Haber gastado más de medio millón en una casa se suponía dentro de lo normal, pero no así los casi 40.000 euros que gastaba la pareja semanalmente en otras cosas sin sentido.

Al final, el juez no estimó la demanda y argumentó que había recibido los fondos necesarios para asegurarse una buena vida, pero no supo aprovechar la oportunidad que sus padres le habían dado. Es más, la sentencia añade que «no hay base legal que obligue al padre a darle dinero al hijo adulto».

Lo único seguro que al final el dinero no da la felicidad, tanto es así que ha roto esta familia, aunque este tipo de actitudes no es exclusivo de los millonarios, como vimos en este caso:
Reclama una pensión a sus padres y la Audiencia se la niega por «vagancia».

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