“La Navidad de Huelva era intimista, cercana, de pueblo pequeño”

Publicado: 25/12/2019
Hablar de la Huelva de antaño es hablar de Diego Lopa. Ahora, nos ofrece un viaje en el tiempo para conocer la Navidad de su infancia
Hablar de la Huelva de antaño es hablar de Diego Lopa, que ha dedicado los últimos años a dejar por escrito para las generaciones futuras ese legado. La historia del hombre que nunca existió o el recuerdo de la Huelva perdida a través de ‘Las Caras de Huelva’, que acaba de estrenar séptima edición de la mano de El Corte Inglés, son algunos de sus trabajos para impedir que la historia de Huelva quede en el olvido. Ahora nos ofrece un viaje en el tiempo para conocer la Navidad de su infancia.

¿Cómo era la Navidad de tu infancia?

– La Navidad de Huelva en mi infancia era una Navidad intimista, cercana, de pueblo pequeño, donde no existían todavía las grandes tiendas ni las grandes iluminaciones, ni las ofertas de pastelería. Entonces, en aquella época era una fiesta el día 24 comer un pollo en casa porque era la única fecha en que se comía. En las casas en que era un poco más estirada la manga se volvía a comer el día 31. Los dulces se limitaban a dulces caseros. Las celebraciones eran absolutamente familiares, con la célebre botella de Anís El Mono y la pandereta. Tengo recuerdos de niño de Casa Baltasar, porque allí vendían figuritas de barro, porque en mi infancia no existía el árbol de Navidad, solo había el belén. A pesar de lo prohibido que estaba vendían también petardos.



¿Qué se comía?

–Todo eran productos caseros, aunque había dos o tres sitios en Huelva donde, si tenías, podías comprar, como eran Los Ángeles o Jorva.

 

¿Cómo vivían los niños las Navidades?

–Los niños la vivíamos en la calle y como los escasos regalos te los daban en Reyes, en Navidades no los tenías, así que se jugaba a lo clásico. A policías y ladrones, el escondé, chicharito la haba, el teje, la cuerda, la pelota, la villalba, las bolas… Esa era la distracción que había. No había televisión y había muy poca radio, que era un artículo de lujo. Tanto que recuerdo que cuando había algo especial, como las uvas, como en mi casa éramos dos pisos, todos los escuchábamos en la única radio que había.Y cuando ya te llegaban los Reyes, escasísimos y modestos Reyes, el 5 de enero, ya empezaba el colegio.

 

¿No había atracciones para los más pequeños en la calle?

– Un belén muy bonito y visitado era el de las Hermanitas de la Cruz, pero como ahora no había. Y la iluminación era muy pobre. La calle Concepción y un árbol que se ponía en La Placeta donde los automovilistas le dejaban regalos a los policías locales, que estaban allí parados (regulando el tráfico). Sí salían grupos de campanilleros. Ese era quizás el único detalle musical. Había siempre una representación en el Gran Teatro, un auto de fe, muy propio de la época, pero también era un poco elitista. Los niños iban por la calle cantando villancicos en grupos, se vestían casi igual, iban con guitarras, bandurrias… Y sobre todo, el día 24 por la mañana sí que se llenaba la calle de coros que venían de la Barriada Virgen del Rocío, del Matadero, de las Colonias, algunos colegios también. Pero esto ya en los años 80.



¿Ahí empieza a cambiar la Navidad?

–Claro, empieza a cambiar el país, y con el país cambia la Navidad. Empiezan a aparecer los grandes almacenes y lógicamente empieza a aparecer el consumo. Ya no hay la escasez que había antiguamente, porque si tú podías comprar algo en la época de la que estoy hablando, sería una tableta de turrón, unos dulces de mazapán o algo de sidra, y eso te parecía el parnaso comparados con los roscos de vino de tu casa o los pestiños. Ya a mediados de los 70, con el cambio político, empieza a cambiar la cosa y empiezan a funcionar los grandes almacenes. En Huelva, por ejemplo, las únicas tiendas donde había juguetes eran Almacenes Regio y El Siglo, y solo en época de Navidad. El resto del año raramente había nada.



¿Cómo eran las cartas a los Reyes Magos?

–Pues ilusionantes. Yo les estuve escribiendo hasta cerca de los 10 años. Luego te traían siempre lo mismo, que en mi caso era una pistola de convoy, un balón de badana o una caja de lápices Alpino.

 

¿Qué regalo recuerdas con especial ilusión?

–Pues uno que me hizo especial ilusión y que venía de Almacenes El Siglo era los juegos reunidos de Geyper. Nunca me faltaba un juego de bolos, la célebre pistola de Billy El Niño del Oeste, y fíjate que curioso, siempre me dejaban los Reyes una naranja y un limón de dulces.

 

¿Y un regalo más reciente?

–Un abrigo azul muy chulo de estos modernos de El Corte Inglés, porque yo no me creo que tengo 75 años todavía y me sigo vistiendo como si tuviera 50.

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