¿Qué harías si la vida de un hombre está en tus manos, pero en su pecho lleva tatuada la petición de que no lo «resucites»? Ese dilema se le presentó al equipo médico de urgencias en un hospital de Florida, ¿cómo crees que resolvieron la situación?
El paciente, de unos 70 años padecía problemas de corazón, pero no podía hablar, estaba inconsciente. Había que actuar con rapidez y decisión para salvarle la vida, pero al quitarle la ropa apareció algo inesperado. Un tatuaje en su pecho decía «no resucitar» y, además, llevaba una firma justo debajo.
¿Era ese el deseo del enfermo? Parece que sí, pero era imposible saberlo con certeza porque no tenía documentación. Los servicios sociales trabajaron de inmediato en la búsqueda de algún familiar, pero el tiempo apremiaba.
De entrada, la intención fue salvar al paciente a toda cosa, ya que la ley marca que si alguien no quiere ser tratado en esa situación debe rellenar una documentación específica de antemano. ¿Y si el hombre se había tatuado la petición pero luego pensó otra cosa?
Los médicos consultaron a sus superiores e incluso a una Comisión de Ética especializada en estos temas. Finalmente se decidió respetar lo que parecía el deseo del hombre, que falleció esa misma noche tras empeorar su situación de forma irreversible.
Horas más tarde, en servicios sociales consiguieron averiguar su identidad y se comprobó que había rellenado los formularios legales para su petición, así que el tatuaje era simplemente una forma de reforzar su deseo. Esto, evidentemente, alivió al equipo médico que lo había dejado morir sin saber con certeza si se había acertado o no.
