Descenso consumado

Publicado: 01/05/2017
La derrota de los jienenses les lleva a Tercera División después de 26 temporadas
Con sólo 36  jornadas, a dos del final, el Real Jaén certificó el descenso a la Tercera División, que no por esperado, dolió más a todos los integrantes del club, pero mucho más a la afición que, domingo a domingo, ha venido comprobando y soportando cómo el equipo no reaccionaba ante una situación tan peligrosa.
La derrota del pasado domingo en ‘La Victoria’ ante el Extremadura UD (1-2) vino a confirmar lo que prácticamente estaba seguro: la pérdida de la categoría de bronce de los blancos, tras una temporada inapropiada para un club de la solera del Real Jaén.
Del partido poco podemos referir, salvo que los extremeños viajaron con unas ideas muy claras, puesto que en el envite le iba también casi la vida y, un triunfo, les aportaría muchas posibilidades de salvar la categoría e incluso, a falta de dos jornadas, abandonar incluso el puesto  que da opción al partido por la permanencia.
Los primeros en dar fueron los azulgranas, que se adelantaron al inicio de la segunda parte con un golazo de Perera. Aunque el Jaén reaccionó en el minuto 61 gracias a un magistral lanzamiento de falta  de Santi Villa, la esperanza duró hasta el minuto 76, cuando el gol de Montelongo salvaba al Extremadura y condenaba al Real Jaén.
Con el dicho de que ‘entre todos lo mataron y él solo se murió’, podemos incluir todo el devenir del equipo en el presente ejercicio. Con una mala planificación, una situación institucional plagada de obstáculos, abandono total por parte de los mandatarios de la entidad con un inequívoco vacio de poder hasta la llegada de Tomás Membrado, falta de compromiso con los profesionales para atender los compromisos adquiridos con la plantilla, han sido algunos aspectos que han propiciado el fatal desenlace.
La plantilla tampoco estuvo a la altura de las circunstancias. Sus componentes son conscientes, a pesar del esfuerzo realizado, que sus limitaciones y la falta de efectivos adecuados, eran otros de los problemas que había que superar. Es más, todos eran conscientes que con este material se pasaría mal, y lo han reconocido en mil y una ocasión. Cuando todos los conjuntos se han reforzado, en el Real Jaén, no solo llegaron refuerzos, sino que el grupo se deterioró mucho más con la partida de jugadores como Bardanca, Orbegozo, Sergio Molina y Cifu, lo que hizo que Barla, tras la marcha del cuestionado Ramón Tejada, tuviera que depender de la cantera para completar convocatorias e incluso hacer jugar a los jóvenes jugadores. El técnico gaditano sabía del reto que asumía pero, aún así, cogió las riendas del equipo cuando era complicado salvar la situación.
Hasta el final, las ilusiones y esperanzas de los aficionados impidieron ver que el equipo estaba a la deriva, y por muchas movilizaciones y acciones que se han tomado, el resultado no fue positivo. Ahora ya no valen las lamentaciones cuando el equipo ha ido camino del precipicio a lo largo de las jornadas. Siete victoria en treinta y seis partidos es poco bagaje para tener opciones de mantener la categoría, máxime cuando en esta ocasión el descenso ha estado barato (36 puntos), cuando a falta de dos jornadas, los cuatro equipos que dejarán la categoría ya están decididos.
A partir de ahora, los actuales mandatarios deben de ‘coger el toro por los cuernos’ y actuar sin escrúpulos y con las ideas claras. Sin saber los caminos que se tomarán con la Sociedad Deportiva, con esta nueva situación en un ‘pozo’ tan hondo como la Tercera División, habrá que estudiar las condiciones del club, cuya empresa tendrá inversa en elevadas deudas con jugadores, proveedores y con las instituciones públicas. La configuración del nuevo Consejo de Administración en unos días, dará luz verde al futuro de la entidad. Sea como fuere, Tomás Membrado y los suyos tienen mucho trabajo por realizar y, si al final, todo parece que será así, el equipo se inscribe en Tercera División, sólo puede existir un propósito: Volver a Segunda B al final de la próxima temporada. Si no es así, lo más lógico sería pensar en aquello de ‘Borrón y cuenta nueva’. Lo contrario sería engañarse asimismo, a propios y extraños.

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