Rafael Quintana Garzón (Arjona, 1958), delegado de RNE en Jaén, se considera por encima de todo periodista, profesión que viene ejerciendo desde hace 35 años, en su mayor parte en el mundo radiofónico. Sin embargo, siempre había sido reacio al mundo literario. Hasta ahora. “Se ve que lo de escribir libros es un virus del que algunos no podemos escapar”, escribió Quintana como carta de presentación de su primer libro, ‘En la sala de espera, ocho relatos sin azúcar añadido’ que ayer presentó en la sede de la Asociación de la Prensa de Jaén (APJ) respaldado por otros dos periodistas de su generación, Cayetano López y Juan Armenteros.
Pero, aunque el propio Quintana admite en el prólogo del libro no estar seguro de que haya sido una buena idea adentrarse en el universo literario, el resultado final le ha despejado cualquier duda. Se trata de ocho relatos que tienen como hilo conductor que todos transcurren en la sala de espera de una consulta médica. En todos los casos, un adulto le cuenta a un niño un cuento, una historia. Lo que se cuenta y lo que está ocurriendo en esa sala de espera, al final confluyen y se resume de una manera conjunta. “Hay un poco de fantasía, ternura e historias en las que no siempre los niños son protagonistas. También hay amor, muerte, fantasía, pero sobre todo lo que hay es pura ficción”, explicó el autor de este libro de cuentos que nace con el sello de ‘El Ojo de Poe’ y que puede adquirirse en la librería Metrópolis y en la web de la propia editorial. Con una narración breve, con no demasiados protagonistas y con acertada oralidad, las historias que recrea Quintana abordan temas tan distantes como la inmigración, la homosexualidad, la adolescencia o la revolución tecnológica. Precisamente, acerca de los “usos desmedidos” de las aplicaciones móviles y otros dispositivos tecnológicos se concentra la principal crítica social que el autor hace en estos cuentos. “Es una crítica a esta fascinación que tenemos por los dispositivos móviles que no nos hacen más inteligentes y al mal uso y abuso que hacemos de ellos”, precisa. En los cuentos no hay ningún componente autobiográfico, aunque él aclara que “las historias surgen porque uno ha vivido y hay experiencias”.
“Durante la tediosa espera en una consulta médica se han colado un león cojo, un caprichoso arco iris, una piedra negra que atraviesa océanos, una lágrima más puntual que un reloj suizo, la cicatriz de una calva reluciente, una chica de ojos tristes, un jilguero con vocación de crítico de arte y la mochila escolar de dos ardillas. Al fin y al cabo, la magia está -casi siempre- en lo cotidiano. En este libro no han querido entrar, pese a que estaban expresamente invitados, brujas, dragones, príncipes y hadas”, se expone en la sinopsis de este libro y donde Quintana admite haber disfrutado escribiéndolos y también imaginándolos. Un libro muy bien recibido por el público que llenó la sede de la APJ.