Jerez

El campo reclama más infraestructuras para hacer frente a las sequías que vendrán

Los regantes han acelerado los procesos de modernización para optimizar el agua disponible y la Junta impulsará proyectos de regeneración y desalación

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  • Un regante comprueba sus cultivos tras la escasa lluvia de la noche -
  • La Junta se ha establecido como objetivo que en el año 2026 puedan destinarse a regadío 120 hectómetros cúbicos de agua regenerada

Las sequías han existido de toda la vida de Dios. Basta con asomarse a las páginas de La Biblia. De hecho, la que está atormentando al mundo del campo en estos momentos recuerda a la padecida en el año 1995, pero, a diferencia de aquélla, todo hace presagiar que no habrá que aguardar casi tres décadas para la siguiente. Esa percepción, al menos, ha calado ya entre los agricultores y las administraciones públicas, conscientes de que hay que optimizar los recursos hídricos disponibles y abordar las infraestructuras necesarias para incrementarlos, ya sea a través de la creación de nuevos embalses o del uso de agua regenerada o desalada.

Nadie ahorra adjetivos para definir la situación actual. Pedro Gallardo, presidente de Asaja Cádiz, la califica de “dramática”. Según sus últimos datos, “hablamos de un 50% de cereal perdido actualmente y de un 80% de cereal perdido en España si no llueve en toda España. Y esas cifras pueden extrapolarse a cualquier producción”. En este sentido, defiende la necesidad de apostar por los recursos hídricos existentes para garantizar la producción agrícola. “Donde hay agua hay pueblos vivos, y hay que apostar por el agua”. Y apostilla igualmente acerca de “sensibilizar a la población de lo que estamos haciendo los agricultores y ganaderos, que es optimizar el agua”.

A este respecto, los agricultores inciden en la necesidad de seguir avanzando en la innovación y sostenibilidad de las explotaciones, pero también en la de mejorar la garantía de agua, un reto que se ha demostrado prioritario con esta nueva sequía y que lo será más en un contexto de cambio climático y previsible intensificación de los ciclos secos y sin lluvias.

Por ello, y además de las ayudas a corto para aliviar los daños económicos por las restricciones de esta campaña -la Junta ya ha anunciado beneficios fiscales para los afectados-, piden a las administraciones la tramitación urgente de las presas aprobadas en los planes hidrológicos -en la provincia está comprometida la de Gibralmedina, en el Campo de Gibraltar-, la ejecución de un plan de balsas para aprovechar mejor las aguas de escorrentías, mayores inversiones en desalación y la regeneración, y seguir avanzando en modernización, innovación y digitalización.

Desde la Consejería de Agricultura se ha puesto el acento especialmente en el progresivo uso de agua regenerada y desalada, que es hacia donde ha enfocado un buen número de inversiones; e incluso se ha marcado un objetivo: que en 2026 ya se puedan destinar a regadío 120 hectómetros cúbicos de agua regenerada y procedentes de estaciones de agua depuradoras de la provincia mediante las correspondientes canalizaciones. Una apuesta que no solo redundará en beneficio de las actuales explotaciones agrícolas, sino que prevé ayude a impulsar nuevos regadíos con estos recursos adicionales.

Según explica el delegado territorial de Agricultura, David Gil, “estamos avanzando en el uso de agua regenerada y subterránea. Para ello vamos a hacer un trabajo en común con las comunidades de regantes, porque debemos ir todos juntos, y las administraciones también, ya que lo  principal es la sequía, la de ahora y de cara a los próximos años”.

Por su parte, Álvaro Real, director general de Infraestructuras del Agua de la Junta, apunta que nos enfrentamos a una sequía con valores similares a las de los años 1992 y 1995. “Alcanzamos los mismos registros de reservas de agua, y tenemos claro que en situación de sequía, además de garantizar el abastecimiento a la población, el principal uso del agua es agrícola y hay que garantizar las explotaciones existentes”.

En la actualidad, en la cuenca del Guadalete Barbate se cuenta con 469 hm3  de agua embalsada, un 29% de la capacidad. Son 137 hectómetros menos que en 2022 y 628 menos que la media de los últimos diez años, con lo que quedan reservas de agua para entre uno y dos años caso de que persistiera la escasez de lluvias. “En 2022 tampoco hubo muchas precipitaciones -recuerda Real-, y en abril el registro está siendo nulo, por lo que nos enfrentamos a un año hidrológico muy duro”.

A este respecto, su departamento contempla la inversión de 1.200 millones de euros en infraestructuras hídricas en toda Andalucía “para modernizar y recuperar los años perdidos”. En lo que respecta a la provincia de Cádiz, se encuentran la futura presa de Gibralmedina, la nueva EDAR de Puerto Real, la agrupación de vertidos y EDAR de El Puerto de Santa María, la restauración forestal multiobjetivo del perímetro del embalse Zahara-Gastor, el sistema de gestión y prevención de catástrofes de la presa de Guadarranque o la obra de emergencia en la zona norte de San Roque. Asimismo, también se han anunciado intervenciones en los canales de Guadalcacín para reducir la fuga de agua.

José Manuel Cepeda, presidente de Feragua, incide en que “las pérdidas por evacuación son muy significativas”, y apunta a que el futuro del campo para hacer frente a esta circunstancia va “por lo digital, con control en las boquillas dentro de las explotaciones agrarias y en el terreno midiendo con sensores de humedad. Con esos datos mejoramos al máximo la gestión del agua”. Pero insiste igualmente en la necesidad de que la administración acometa nuevas infraestructuras para aprovechar al máximo el agua de lluvia, ya que en los últimos años lo está haciendo de forma muy intensa, “y lo que hay que hacer es intentar recuperar parte de ese agua para hacer frente a la sequía”.

Una sequía que ya cuenta con mesa propia en la provincia para abordar situaciones concretas. La pasada semana, por ejemplo, se acordó mantener las restricciones del regadío al 25% hasta el próximo octubre, pero todo apunta a que pueden elevarse al 50% a partir de entonces, si la situación no mejora. No solo eso, la organización que preside Cepeda, y que representa al regadío andaluz, estima que los daños económicos por las restricciones se elevarán para los regantes de la Cuenca Guadalete-Barbate, en la campaña que empieza ahora en mayo, por encima de los 90 millones de euros, por lo que incide en la necesidad de seguir avanzando en innovación y sostenibilidad, pero también en la de mejorar la garantía de agua, un reto que se ha demostrado prioritario en esta nueva sequía y que lo será más en un contexto de cambio climático y previsible intensificación de los ciclos secos y sin lluvias.

“Tenemos un sector agroalimentario andaluz que es el de mayor tamaño en España y que lidera la generación de valor añadido bruto y empleo, pero que depende fundamentalmente del agua, por lo que necesitamos invertir en infraestructuras e innovaciones que ayuden a mejorar la garantía de agua, además de fomentar su uso más eficiente”, insiste Cepeda.

En lo que también concurre cierta unanimidad es en el hecho de que los daños sobre los cultivos serían aún mayores si los regantes no hubieran hecho en las últimas décadas sus propios avances en innovación y sostenibilidad. Pese a todo, las pérdidas serán millonarias e históricas, pues a los lucros cesantes por la pérdida de la producción se  unen los mayores costes que soportan las explotaciones agrícolas, derivados del esfuerzo económico-financiero en modernizarse, de los mayores costes de mantenimiento que requieren también estas infraestructuras y sobre todo del mayor consumo energético asociado a las explotaciones modernizadas.

El delegado territorial de Agricultura aboga en este momento por “la colaboración de todos. Las entidades, la administración, las asociaciones agrarias, usuarios y entidades privadas, debemos estar unidos para fortalecer las líneas de trabajo. Estamos en continuo contacto con las asociaciones agrarias y de regantes y en Cádiz estamos favoreciendo todo tipo de ayudas para inversiones, como los 15 millones de financiación a través de la ITI”. Y cita además que en la provincia ya hay 36 proyectos en marcha de los 70 previstos, “y todos importantes para la provincia, como la presa de Gibralmedina”.

Desde la Diputación de Cádiz, no obstante, lamentan desconocer la situación actual de algunos de esos proyectos, sobre todo los de “extrema urgencia”, entre los que citan la nueva conducción de abastecimiento desde el embalse de Guadalcacín hasta el partidor de Perula y las obras para mejorar el suministro en la comarca de La Janda. En ese contexto, el diputado Javier Pizarro ha abundado en situaciones que considera “problemáticas”, como la de aquellos agricultores que están decidiendo no llevar el trigo a maduración y segarlo en heno para así poder alimentar a sus reses, además de incidir en los riesgos de incendios forestales y la incertidumbre en sectores como el de extracción del corcho.

De momento, en unos días verá la luz el tercer decreto de sequía aprobado en Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, que establece unos 40 millones de euros de ayuda para el sector agroalimentario y medidas fiscales para paliar las pérdidas acumuladas frente a una tormenta perfecta que ha traído de todo menos agua.

Pedro Gallardo:  “De los 140.000 millones de fondos europeos la agricultura solo ha recibido mil. Debieron ser al menos 15.000”

Pedro Gallardo, presidente de Asaja Cádiz, lamentaba esta semana que el campo andaluz no haya sido tenido en cuenta a la hora de proceder al reparto de los fondos europeos. “De los 140.000 millones de euros de fondos europeos que han correspondido a nuestro país, la agricultura solo ha recibido mil, cuando tendrían que haber sido de entre quince y veinte mil, ya que hace falta acometer infraestructuras de cara al futuro que podrían haberse llevado a cabo con ese dinero”. Entre dichas infraestructuras reivindica que el Plan Hidrológico Nacional contemple la creación de un gran canal que haga llegar a Andalucía los excendentes de agua del norte del país. “Lo que no puede pasar es que se esté tirando agua en el norte de España y no se esté canalizando, a través de un Plan Hidrológico que permita la conexión de cuencas para traer esa agua de cuencas excedentarias a cuencas deficitarias”. De alguna u otra manera, Gallardo admite que “hay que seguir avanzando. Tenemos una gran diversificación de cultivos, pero hace falta certidumbre, de las adminitraciones y de las entidades financieras para hacer frente a un año que viene complicado, por la sequía y los costes de producción”.

José Manuel Cepeda. Presidente de Feragua: “Hay que seguir avanzando en materia de innovación”

“Hay que seguir avanzando en la innovación y la sostenibilidad, pero también en la línea de mejorar la garantía del agua. Un reto que se ha demostrado prioritario en esta nueva sequía”.

José Pravia. Empresario agrícola: “La merma de agua de Guadalcacín es actualmente del 10%”

“En la actualidad se está dando una merma del 10% del agua que se pierde del embalse de Guadalcacín. Es mucho y hay que innovar para reducir ese porcentaje. Para ello es fundamenal mantener los canales”

Antonio León. Secretario Cdad. regantes Eugenio Olid: “El Gobierno tiene que entender que hacen falta infraestructuras”

“Hay que hacer obras de infraestructuras. Lo tiene que entender el Gobierno de España. Hay que conservar el agua que cae, porque cada vez llueve de forma más torrencial y hay que aprovechar ese agua”.

El apoyo al regadío andaluz a través de tres pilares

Para la Consejería de Agricultura, el apoyo al regadío andaluz se sustenta en tres pilares: la modernización de la comunidades de regantes y de las explotaciones de regadío; la mejora de la eficiencia y la disminución de la dependencia de las comunidades de regantes mediante el fomento de las energías renovables; y el fomento del uso y las conexiones necesarias para emplear aguas regeneradas y desaladas en la agricultura. Así, desde el año 2019, se han abonado ayudas para la modernización de explotaciones en Andalucía por un valor de 102,3 millones de euros, que han apoyado a 2.491 beneficiarios, titulares de explotaciones agrarias”.

Las ventajas de las explotaciones de regadío

Una hectárea de suelo cultivable de regadío produce lo mismo que seis de secano, y además le renta al agricultor por cuatro. A nivel social, ayuda a fijar a la población, ya que triplica el empleo que genera frente a los de secano, sin olvidar los empleos indirectos. Por otro lado, la cualificación profesional es superior a la de secano, de ahí que los jóvenes agricultores hayan encontrado más opciones de futuro en este ámbito. En este sentido, en la actualidad hay ayudas para la incorporación de jóvenes agricultores y para resolver problemas de riegos a través de la incorporación de nuevas tecnologías, caso de sensores para controlar el consumo o pérdida de agua.

 

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