Jerez

En eterno proceso de transición

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La solemnidad del Corpus Christi marca el inicio del último tramo del curso cofradiero, en esta ocasión aliñada con salidas extraordinarias como las que protagonizará, en estas próximas semanas, la Hermandad del Cristo de la Expiración. Pasan los años y aumenta la nostalgia sobre aquello que fue y ahora no es. El Corpus que recuerdan los mayores y cuyas fotografías enamoran a los jóvenes no existe. Lo de hoy es otra cosa. Lo de mañana, no se sabe.
Se parte del error de pretender construir un nuevo edificio sobre los cimientos de otro derruido por el paso del tiempo, en una suerte de castillo de naipes que se viene abajo cada primavera. La solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo vive un largo periodo de transición. En Jerez se mira a Sevilla, Granada o Toledo; cometiendo la misma equivocación en la que incurrirían los manchegos si quisieran remedar la Feria del Caballo.
El cambio social experimentado en España en estas últimas décadas ha propiciado que aquellas fiestas que no estaban realmente arraigadas en la población hayan languidecido. La Iglesia, que no hace mucho tiempo era el verdadero azote de las hermandades, se ha erigido ahora en su más firme defensora. Está en ese camino desde que se dio cuenta de que el pueblo de moral relajada sí se sigue viendo identificado en ellas.
Y en las hermandades -a qué negarlo- se ha venido primando el culto externo sobre el interno. De ahí que el Cuerpo y la Sangre de Cristo se hayan convertido también entre la mayoría de los cofrades en grandes desconocidos. Por eso esta que debiera ser una de las grandes jornadas del culto cristiano tenga ahora tan escasa trascendencia.
Esta falta de pujanza de la solemnidad del Corpus Christi no se arregla tratando de recuperar un pasado que no va a volver; sino promocionando de veras la adoración al Santísimo Sacramento del Altar y redimensionando todo aquello cuanto se organiza a la realidad que nos ha tocado vivir.
El Corpus desnuda nuestras vergüenzas. De un lado evidencia que más allá de las hermandades y cofradías hay poco a lo que agarrarse. De otro, que en estas últimas interesa más una tertulia sobre costaleros que una adoración al Santísimo.

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