La victoria del bien sobre el mal. El triunfo de lo religioso sobre lo profano. Una historia de muchos siglos que sigue sucediéndose años tras otro
En las escribanías de Juan Ruiz puede leerse que “la obra más importante del siglo XIV ‘El Libro del Buen Amor’ es escenario de curiosa batalla entre dos personajes alegóricos, Don Carnal y Doña Cuaresma, que año tras año venimos recreando a lo largo de los siglos. Y es que en estos días muchos pueblos, ciudades y plazas se visten de Carnaval, colocándose la máscara de ese personaje, don Carnal, que representa lo mundano, el desenfreno de vivir sin complejos ni limitaciones, haciendo cada cual lo que quiera y representando cada cual lo que sienta... ese es el espíritu de Carnaval. En contraposición, Doña Cuaresma nos llegará vigilante el próximo Miércoles de Ceniza, todo un ejemplo de austeridad, cargada de moralina religiosa, reprimendas y tiempos de vigilia y súplica. Entre ambos personajes, una batalla cargada de alegorías que vienen a representarnos lo profano frente a lo sagrado. En esta lucha encarnizada, Doña Cuaresma sorprenderá a don Carnal y saldrá victoriosa”. La victoria del bien sobre el mal. El triunfo de lo religioso sobre lo profano. Una historia de siglos que sigue sucediéndose año tras otro. En Jerez se intenta recuperar el Carnaval, a Don Carnal, pero queda mucho, muchísimo camino por recorrer, porque es sacar una fiesta que ha estado defenestrada durante muchísimos años y que solo ha seguido gracias al entusiasmo de unos pocos. La Cuaresma no hay que recuperarla, llega. Llega con olor a incienso y con las miras puestas en una Semana Santa donde nos preocupamos de los cortejos, sin van cortos o van largos, del andar de los pasos, de los estrenos , de cómo suena la música, de los horarios, de la Carrera Oficial, de los palcos y quizá nos olvidamos de la realidad de este mundo, nos olvidamos de los cristianos que mueren asesinados por sus creencias, nos olvidamos de aquellos que buscan el paraíso y encuentran la muerte en el Estrecho o en el Mar Egeo o en las costas de Italia. Nos olvidamos cuando llega la Cuaresma de muchas facetas del buen cristiano en favor de la plástica de una Semana Santa que llegará cuarenta días después de que la ceniza nos sea impuesta en la frente a los católicos que todavía somos.