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La historia anfibia de Romeo y Julieta se acerca a un final feliz en Bolivia

EFE- La historia de Romeo, considerado la rana «más solitaria del mundo», podría tener un final feliz distinto al de la obra del inglés William Shakespeare tras el hallazgo de una expedición de científicos en Bolivia que encontró a Julieta, un ejemplar hembra, que augura la posibilidad de su preservación. El protagonista es Romeo, una rana acuática de Sehuencas […]

EFE- La historia de Romeo, considerado la rana «más solitaria del mundo», podría tener un final feliz distinto al de la obra del inglés William Shakespeare tras el hallazgo de una expedición de científicos en Bolivia que encontró a Julieta, un ejemplar hembra, que augura la posibilidad de su preservación.

El protagonista es Romeo, una rana acuática de Sehuencas que en el país sudamericano recibe el nombre de rana yuracaré y que ha pasado una década bajo estrictos cuidados después de que se alertara sobre el declive de su población en los bosques nublados bolivianos.

Romeo llegó al museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny de la región central de Cochabamba en 2009 como parte de un proyecto de protección de anfibios amenazados y se lo consideró como el último ejemplar de su especie, explicó a Efe la bióloga especializada en conservación Teresa Camacho.

El anfibio ha cobrado popularidad desde que en febrero de 2018 el centro de conservación K’ayra junto a Global Wildlife Conservation y Match.com emprendieron una campaña para recaudar fondos con el propósito de usar el dinero en un proyecto de preservación mayor.

Camacho contó que a Romeo «se lo ha mantenido con mucho cariño y trabajo» y que durante años las numerosas expediciones que organizaron el museo boliviano y otras entidades «no tuvieron buenos resultados».

Romeo ha vivido en un acuario especial adaptado a las condiciones de su hábitat dentro de un contenedor especial.

Su comida preferida son las lombrices reales, ya que rechaza el alimento común que se prepara para otras ranas, una especie de gelatina con nutrientes que los cuidadores cortan dándole forma de gusano.

La trama de esta historia tuvo un giro intempestivo en diciembre pasado, relató Camacho, cuando en una última expedición en la que participó ella misma se encontró cinco ejemplares de la ranayuracaré, tres machos y dos hembras.

«Metí las manos al agua, empecé a buscar mientras la cascada me mojaba por completo y sentí una ranita (…) con pancita anaranjada», rememoró la experta.

Aquella expedición se realizó en la zona de los yungas de Cochabamba, cercana a las poblaciones de Locotal y Carahuasi, en bosques donde existen arroyos.

Estas ranas son «completamente acuáticas» y viven bajo las piedras o en cavidades de aguas limpias con corriente.

De los cinco ejemplares, solo hay una hembra desarrollada o adulta capaz de mantener el encuentro con Romeo y ha sido bautizada como Julieta.

La especie acuática de Sehuencas se caracteriza por tener un cuerpo robusto, es de color marrón grisáceo y su rasgo mayor es un vistoso vientre naranja.

El cuerpo de los machos desde la boca a la cloaca puede llegar a medir hasta 6 centímetros y las hembras son de un tamaño menor.

Según Camacho, no se tiene certeza de su promedio de vida, pero que de acuerdo a lo analizado en «especies cercanas», como la rana gigante del lago Titicaca, se podría estimar entre los 30 y 35 años.

La especialista indicó que uno de los factores que inciden en su desaparición es la pérdida de su hábitat en los bosques nublados, que son zonas muy pequeñas y pocas en el mundo.

La otra razón es la quitriodimicosis, una enfermedad infecciosa que ataca la piel de los anfibios en desarrollo al extremo de causarles la muerte, producida por un hongo que se desarrolla en climas semitemplados.

Luego del hallazgo de nuevos ejemplares, los especialistas del museo boliviano y de K’ayra preparan todo para una «cita a ciegas» que será el primer encuentro entre Romeo y Julieta, señaló Camacho.

Lo primero es establecer si Julieta tiene o no el hongo de la quitriodimicosis para, en caso de estar sana, llevarla junto a Romeo y se pueda aprovechar la época de reproducción y esperar los resultados.

Sin embargo, todo este trabajo abre una serie de tareas adicionales, ya que solo poniéndolos juntos «no salvamos a la especie», sino que es preciso «trabajar sobre las amenazas», aseguró la especialista.

«Por alguna razón esta rana está amenazada y tenemos que trabajar sobre esas razones», finalizó Camacho, anticipando un final abierto de la historia. 

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