No le ha salido bien el plan a un vecino de Es Castell, en Mallorca, que decidió ahorrarse los 70 euros al mes que le costaba tener su lancha amarrada en el puerto.
Tuvo la «genial» idea de guardar la embarcación, de seis metros de eslora, en la terraza de su vivienda, en una tercera planta, con el consiguiente revuelo que se ha formado.
Según Crónica Balear, el dueño de la lancha la usa cuando el estado de la mar lo permite, y necesita una grúa para subirla y bajarla cuando la usa.
En las propias redes sociales argumentó que así se ahorra el coste del alquiler de un amarre o una boya, y además puede dedicar más tiempo a ponerla a punto.
Pero le ha salido el tiro por la culata, porque el Ayuntamiento notificó ayer a mediodía a su propietario que debía retirar la embarcación de la vivienda en un plazo de 24 horas. El vecino cumplió la orden apenas unas horas más tarde.
