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¿Te sobran kilos? Esta hermosa historia te ayudará a adelgazar

Dicen que los niños y los borrachos son los más honestos. En este caso, la brutal sinceridad de los hijos, especialmente de uno, si no han salvado la vida de su madre, sí que han mejorado su calidad y autoestima. Esta mujer obesa quedó tan impactada por el inocente pero revelador dibujo de su hijo que le […]

Dicen que los niños y los borrachos son los más honestos. En este caso, la brutal sinceridad de los hijos, especialmente de uno, si no han salvado la vida de su madre, sí que han mejorado su calidad y autoestima. Esta mujer obesa quedó tan impactada por el inocente pero revelador dibujo de su hijo que le motivó lo suficiente como para perder peso. Nada menos que la mitad de los kilos que pesaba.

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Según informa el periódico Walesonline, Meryem Davies, de 37 años afirmó que «estaba extremadamente avergonzada de mi tamaño. Era miserable». Davies declaró que luchó con su sobrepeso «desde que era una adolescente y a lo largo de los años, tras muchos intentos y dietas diferentes, perdía algo de peso, entonces recaía y lo ganaba de nuevo… y más«.

Davies señala que para desayunar se comía un «gran bol de cereales azucarados seguidos de tostadas empapadas en mantequilla». Añade que las cenas familiares se cocinaban con «salsas listas para cocinar malas para la salud, comidas rápidas con postres calóricos».

La mujer confiesa que cuando su marido Leigh se ausentaba y estaba sola se daba atracones de aperitivos. «Tuve avisos del doctor sobre mi salud en diferentes ocasiones, advirtiéndome de que estaba obesa y con riesgo de ataque al corazón, e incluso aunque sabía que había antecedentes de ataques al corazón en la familia todavía no era capaz de dejar mi favorita comida basura».

Sin embargo, la gran revelación le llegó en febrero de 2014 cuando su hijo Thomas llegó a casa orgulloso con un dibujo que había hecho en la escuela. «Era un retrato de familia con todos los miembros delgados menos yo, me había dibujado como una mancha redonda».

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Reconoce que «realmente me molestó cuando lo vi, pero no se lo dije a Thomas, yo sólo subí al piso superior y lloré«, relata al rotativo. Eso, combinado con un incidente en vacaciones donde Meryem no pudo tomar parte en varias actividades porque se quedaba sin respiración le inspiraron un cambio.

«Mis hijos me llamaron gorda porque no podían rodearme con sus brazos cuando me daban abrazos. Era muy molesto. Quiero seguir por aquí para ver a mis hijos crecer, así que en mi interior sabía que tenía que perder peso tanto por ellos como por mí», afirmó.

Así que cuando regresaron de vacaciones esta madre se apuntó a un grupo local de adelgazamiento y comenzó por derecho un nuevo plan de alimentación. En su primera semana perdió 3,2 kilos que llegaron hasta los 32 de pérdida en 11 meses.

Cuando se apuntó al grupo de terapia le encantó escuchar las inspiradoras historias y consejos de otras personas que lo habían conseguido. «Entonces, cuando me pesaron y vi que exactamente pesaba 127 kilos quedé devastada», afirma. Sin embargo sacó fuerza y determinación para ponerse manos a la obra.

«Observar cómo mi cintura se estrechaba y bajaba tallas en la ropa era increíble«, señaló.

En las navidades de 2015 Meryem ya era 57 kilos más ligera y en febrero de este año ya había perdido su objetivo de 64 kilos.

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«El viaje no acaba aquí», añade. «Sigo yendo al grupo cada semana para seguir manteniéndome en mi objetivo».

«Lo mejor de todo es que mis hijos pueden rodearme con sus brazos y darme abrazos, algo que nunca creía posible antes y es todo gracias a la brutal honestidad de mis hijos«. afirmó.

El caso de esta madre demuestra que todo es posible con la motivación acertada.

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